Había una vez en un inmenso bosque, un altísimo árbol con una larga rama repleta de verdes hojas. De entre todas ellas destacaba una por ser la más verde y brillante. Sin embargo, no estaba completa, le faltaba un pequeño trozo debido a que tiempo atrás había sufrido el mordisco de una oruga venenosa, negra y amarilla. Aquel ataque, lejos de perjudicarla, le había fortalecido ¡y aun embellecido! Ahora parecía unos bonitos labios sonriendo a la vida.
Nuestra amiga hoja era muy feliz en su rama con sus hermanas. Sin embargo, sentía un fuerte deseo por conocer algo más allá del límite que su vista alcanzaba en los árboles cercanos. Se moría de envidia escuchando los relatos de los pájaros y monos que venían a las ramas de su árbol y hablaban de otros lugares lejanos y seres extraños:
- "Yo nací en las Altas Montañas donde el hielo y la roca pelean cada noche con gran crujir y estrépito."- decía el águila.- "Cada año paso el verano en una islas donde viven tortugas centenarias" -contaba un pájaro de colores.- "Recuerdo un mágico lugar, allí donde el río le entrega sus aguas al gran océano y en el que se congregan multitud de bellas criaturas. Algunas son aves rosas con grandes zancos, otras tienen largos picos y penachos de plumas a modo de copete y corbata y también hay veloces seres que saltan sobre las aguas como caballos de mar" -añadía el mono.
La hoja soñaba con conocer el mundo entero y cada noche, antes de dormir, se entretenía ideando un bonito plan con el que conseguirlo; pero siempre al despertar, se desilusionaba al comprender su imposibilidad... Tampoco ya le comentaba sus aspiraciones a sus hermanas ya que nunca le habían mostrado comprensión alguna: "¡Sólo eres una hoja, hermana! ¿Cómo quieres conocer el mundo? ¿Volando? No has nacido pájaro ni mariposa..."
Y así fue pasando el tiempo hasta que un día al final del verano, siendo demasiado pronto para la caída de las hojas, ¡nuestra amiga amaneció de color marrón! Se había marchitado antes de tiempo. "Sus ensoñaciones le han provocado demasiadas preocupaciones que le han acortado la vida" era el pensar general. Sin embargo, nada más lejos de la realidad... Una suave brisa comenzó a soplar que hizo temblar a la hoja seca hasta que se soltó de la rama para mecerse en el aire suave y dulcemente. Qué pena sentían sus hermanas al verla marchar de forma tan repentina... pero de pronto, ¡menuda sorpresa! La hoja empezó a elevarse en el aire con un movimiento grácil y enérgico. Parecía que volaba y que tenía alas... parecía que... ¡la hoja seca se había convertido en una vivaz mariposa!
- "¡Hasta pronto, hermanas! ¡Marcho a cumplir mi sueño! ¡Prometo volver para contároslo!"-
En este mundo de hojas, todos hemos sufrido algún mordisco de oruga venenosa. Que nunca sean suficientes los motivos para no dejar volar esa mariposa de sueños que nos devora por dentro.
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