Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

martes, 28 de mayo de 2013

Mis primeras orquídeas en Carabias

 Hace un mes ya, las orquídeas silvestres más madrugadoras aguardaban el momento oportuno, bajo los desnudos melojos de La Dehesa, para dar rienda suelta a su alegre floración.


Espiga floral de Anacamptis spp a punto de florecer
en Carabias (Segovia).



Las Anacamptis despuntaban en los verdes prados pudiendo distinguirse dos especies: A. morio que presenta máculas violetas en el labelo y A. champagneuxii, más abundante, con el labelo totalmente blanco.



Anacamptis morio

Anacamptis champagneuxii





  



Espiga floral de Anacamptis morio
en Carabias (Segovia)

Dentro de una misma especie de orquídea las variaciones de color pueden ser muy amplias, encontrándose individuos de una coloración más pálida junto a otros más intensos. La producción de los pigmentos se encuentra regulada genéticamente e influenciada por el ambiente. Sin embargo, cuando estas variaciones son extremas y traspasan los límites de lo habitual, se producen anomalías en el color. Éstas pueden ser de dos tipos: hipercromías o hipocromías según las flores estén muy o nada pigmentadas.

Las hipocromías, más frecuentes, se deben a una inhibición total o parcial en la producción de pigmentos dando lugar a flores muy pálidas con coloraciones blanquecinas, amarillentas y verdosas.

Comparación entre un ejemplar normal y otro hipocromático de Anacamptis morio


Más recientemente, el pasado fin de semana, pude admirar por vez primera, con gran sorpresa e ilusión, cómo los pastos que escoltan el Camino de la Hoz aparecían rebosantes de pequeñas florecillas granates con cara de pillas, como sembradas a conciencia de las muchas que había. Se trataba de la carismática Orchis sphegodes desplegando su amplia variabilidad de matices en sus formas y colores.

En cuanto me fijé con atención, comencé a descubrir una risueña carita sonriente con forma de estrella en cada una de las flores.
.

Ophrys sphegodes
en Carabias (Segovia)


Ophrys sphegodes

Ophrys sphegodes

Ophrys sphegodes

Ophrys sphegodes

Espigas florales de Ophrys sphegodes

Ophrys sphegodes

Y también, entre predicciones de que sería esperable la presencia de más especies, apareció la primera y elegante Ophrys lutea con sus áureos reflejos bajo un rosal silvestre.

Ophrys lutea

Espiga floral de Ophrys lutea

Ophrys sphegodes junto a Ophrys lutea,
las dos especies de orquídea que pueden encontrarse en Carabias a finales de mayo.

Y así fue como, retratando las caritas, tan divertidas y únicas, de tantas orquídeas como pude, me sorprendió el ocaso, el momento en que los corzos abandonan sus cobijos, donde pasan el día encamados, y bajan al valle a pastar y beber del arroyo.

Corza (Capreolus capreolus) en posición de alerta.


jueves, 23 de mayo de 2013

Las belugas del Oceanogràfic


     La beluga (Delphinapterus leucas) es un cetáceo odontoceto (con dientes, en vez de barbas) que habita los mares árticos y sub-árticos, llegando incluso hasta el río San Lorenzo, en Canadá. Es debido al hábitat que ocupa, la razón por la cual presenta ese color espectral que tan elegante y única le hace, y que le da nombre, ya que el término beluga deriva del ruso "belukha" que, a su vez, proviene de "belyy" que significa blanco. 


Las belugas poseen la capacidad de modificar la forma de sus labios
lo que les confiere una gran variedad de expresiones faciales.



      Se trata de una especie plenamente adaptada a la vida en el Ártico. Además de su coloración blanca que le permite mimetizarse en el entorno para pasar inadvertida frente a sus dos únicos depredadores: la orca y el oso polar, son los cetáceos que más grasa llegan a acumular para aislarse del frío que les rodea y hacer frente a las migraciones que desarrollan.

A diferencia de otras especies de odontocetos,
las vértebras cervicales de las belugas no se encuentran fusionadas,
lo que les dota de cierta movilidad en la cabeza.

     Son animales gregarios, con un sentido del oído y capacidad de emitir sonidos muy desarrollada que emplean para comunicarse y como ecolocalización, razón por la que se les conoce como "los canarios del mar". Durante su relajante contemplación, es fácil sorprenderse de vez en cuando con alguna de sus sonoras intervenciones.

     Es destacable el proyecto de bioacústica en belugas desarrollado en el Oceanográfico consistente en la caracterización de su comportamiento acústico (tasa de producción de sonidos, clasificación y relación con el comportamiento) y el estudio de su capacidad auditiva.

Pese al pequeño tamaño de sus orificios auditivos,
como ocurre en todos los cetáceos, su sentido del oído está muy desarrollado.



     En el Oceanográfico de Valencia viven dos belugas, un macho de unos 30 años, Kairo, y una joven hembra que ronda los 15, Yulka. Kairo, por ser mayor, es menos activo y pasa la mayor parte del tiempo descansando de espaldas al público. O, al menos, esa es la excusa que los guías emplean para referirse a su estado depresivo...



     Yulka es la viva antítesis de su compañero. Inquieta y divertida, no cesa un momento parada. Cualquier cosa le es excusa para nadar detrás de ella: la pareja de focas vitulinas que comparte instalación con ella, las boyas que les colocan como enriquecimiento ambiental, los niños que se acercan hasta el cristal y, cuando ya se cansa de todo ello, o bien sigue recorriendo cada esquina del acuario supervisando que todo esté en orden o bien se acerca hasta Kairo para chincharle un rato y ver si le sigue en su juego, llegando a ceder, de vez en cuando,  para unirse los dos en una rápida persecución.



La jovial Yulka con su juguete


     Como parte del entrenamiento que reciben, a media mañana, sus cuidadores realizan una muestra al público en la que Yulka salta un par de veces fuera del agua y se coloca en diferentes posiciones mientras explican las características más relevantes de su biología.

Yulka recibiendo su recompensa tras una de las actuaciones.


Posición horizontal que sus cuidadores aprovechan para realizarle ecografías cuando es necesario.


Mediante esta posición se le puede extraer sangre de la aleta caudal.


El dimorfismo sexual en las belugas viene determinado únicamente
 por la presencia de las mamas a ambos lados del pliegue genital


     Parece mentira que un animal que despierta tantas emociones en la mayoría de las personas, se encuentre en peligro de extinción. Y es que desde el 2008 la especie está catalogada en la Lista Roja de la UICN como "Especie casi amenazada". Las principales causas de amenaza para las belugas son:

la caza directa para la obtención de grasa, aceites, carne...

la destrucción de su hábitat para la obtención de gas natural y petróleo

la emisión de tóxicos y toxinas que almacena en su organismo como consecuencia de la contaminación de mares y océanos

la contaminación acústica


     Y, como rezaba un panel informativo en el propio Oceanográfico, ahora reflexiona por un momento y hazte esta pregunta... ¿En cuál de ellas está implicado el ser humano?






     No creo que nadie, en la gran experiencia que es observar unos animales tan maravillosos y bellos, no piense por un momento en su triste condición de vivir en cautividad. Sin embargo, es indudable la gran cantidad de conocimiento que estos programas de mantenimiento en cautiverio aportan a la comunidad científica y, más importante si cabe, la profunda misión de acercar al público general otras realidades  poco  cotidianas que tan perjudicadas se encuentran por el mismo ser humano. Queda la esperanza de confiar en que, al menos, el cautiverio de unos pocos ejemplares sirva para la conservación de toda su especie...








domingo, 19 de mayo de 2013

El Parc Natural de l'Albufera de València

El pasado jueves, dentro del programa de la asignatura Restauración de la Cubierta Vegetal impartida por Luis Balaguer Núñez, nos dirijimos hasta Valencia para conocer in situ el programa de recuperación que desde 1980 se está llevando a cabo en el Parque Natural de la Albufera.

Al llegar a la Oficina Técnica Devesa-Albufera nos recibió el simpático técnico ambiental Paco Collado quien nos llevó a primera línea de playa para comenzar con la presentación de la zona.

En la zona de la Devesa se encuentra el sector mejor conservado del campo dunar que constituía la restinga o barra de arena que cerró el antiguo golfo de Valencia creando hace unos 2000 años la laguna interior de la Albufera, nombre que en árabe significa "pequeño mar". Esta laguna, en origen salada y de la que se extraía sal ya en tiempos de los romanos, es, actualmente y desde el siglo XVII, de agua dulce por influencia humana.

A pesar de ser un espacio de dimensiones reducidas (10 km de largo por 1 de ancho) se conjugan en él una serie de factores climáticos y edáficos que dan lugar a la existencia de una diversidad florística, faunística y paisajística que le otrogan un alto valor ambiental.

Sin embargo, en 1965, en pleno auge turístico español bajo el inolvidable lema de "Spain is different" se inició un proceso de urbanización que alteró gravemente sus ecosistemas: el conjunto dunar exterior fue arrasado casi en su totalidad para la construcción de un paseo marítimo, calles, y viviendas.

Este proyecto urbanístico estuvo a punto de destruir la Devesa pero a mediados de la década de 1970 y coincidiendo con la instauración de la Democracia, se consiguió paralizar la urbanización después de una gran movilización de los vecinos de Valencia y emprender su restauración.



Actuaciones en el frente litoral


En el conjunto dunar exterior se han eliminado las antiguas infraestructuras de servicio y la práctica totalidad del paseo marítimo. Además, se está recostruyendo el primer frente dunar de la Devesa tan importante en la contención del oleaje y los vientos marinos.


Restos del antiguo paseo marítimo.
Al fondo, la población de Cullera.

Empalizadas sobre la franja del antiguo paseo marítimo para favorecer la creación de nuevas dunas.
Al fondo, el puerto de Valencia.

Entre las plantas que habitan las dunas más cercanas a la playa destaca la algodonosa o cotonet, como es denominada en valenciano. Todos los ejemplares con que se ha revegetado las nuevas dunas desde el año 2000 son esquejes que proceden de la misma planta madre. Como nos explicó Paco, está previsto poder introducir en el futuro nueva genética procedente de plantas de lugares aledaños. Nuestro profesor añadió el efecto de las mutaciones somáticas como origen de nuevos genes sin necesidad de reproducción sexual. Estas mutaciones se producen con frecuencia en vegetales sometidos a altas tasas de perturbación como  les sucede a muchas quercíneas y como, en este caso, podría ser la misma algodonosa.

Algodonosa o Cotonet. Otanthus maritimus


Libélula Anax spp


Vanesa de los cardos (Vanesa cardui) sobre Centaurea spp.


Las Malladas



Tras las primeras dunas aparecen una serie de depresiones interdunares que se conocen localmente con el nombre de "mallades". Estas depresiones están formadas por suelos impermeables que se encharcan cuando llueve. Al evaporarse el agua con las altas temperaturas, la sal se va acumulando en forma de costras. La vegetación se instala en este ecosistema, a modo de anillos concéntricos en función del grado de salinidad.

Durante el proceso de urbanización de los 60, las malladas fueron rellenadas con arena procedente del primer cordón dunar y repobladas con eucaliptos para su total desecación.

Actualmente, las malladas han sido vaciadas de nuevo y lucen un aspecto más cercano al natural.


Mallada regenerada en la que llama la atención la disposición de la vegetación
 en franjas lineales bien visibles en vez de anillos concéntricos.
 Este fénomeno es debido a que en algún momento, antes de su rellenado, pudo ser arada
de tal manera que el sustrato del fondo quedó dispuesto en líneas paralelas
favoreciendo la concentración de sal en el fondo de los surcos y,
de esta manera, afectando a la disposición de las plantas.



Mallada en la que se hace bien patente la diferencia de condiciones ecológicas
 como manifiesta la marcada distribución de sus distintas especies vegetales.

 

Las dunas fijas


Se trata de las dunas más antiguas en las que la cobertura vegetal es mucho más densa.

En la zona más cercana al mar, influenciada todavía por los vientos marinos, se instala el jaguarzal, matorral abierto con abundantes claros arenosos.

Jaguarzo o Herba del esperits (Halimium halimifolium)

En las zonas más alejadas, donde la influencia del mar es menor, se instala la maquia litoral mediterránea caracterizada por su gran cobertura, densidad y diversidad. En este ecosistema destacan las formaciones de pino carrasco (Pinus halepensis) que crecen doblegados a capricho de la brisa marina.


Pinos carrascos (Pinus halepensis) modelados por el viento.

Formación arbustiva de Lentisco (Pistacia lentiscus) adaptada al viento marino.

En las dunas de transición aparece esta singular especie vegetal, el Enebro marino cuya recuperación llegó a formar parte del proyecto europeo Life Enebro.

Enebro marino o Ginebre marí (Juniperus oxycedurs subsp. macrocarpa)




Por la tarde fuimos a la Piscifactoría de El Palmar en la que se llevan a cabo con cierto éxito programas de cría en cautividad de galápago europeo y de las dos especies de peces de agua dulce más amenazadas de  Europa: el fartet y el samaruc que, a su vez, son endémicos de la Península Ibérica y cuya área de distribución actual prácticamente se reduce a la Comunidad Valenciana. Además, también se trabaja en el cultivo de plantas autóctonas acuáticas como nenúfares y lirios.


Fartet (Aphanius iberus), endemismo de la Iberia Mediterránea.


Samaruc (Valencia hispanica), endemismo de la Iberia Mediterránea.



Cría de Galápago europeo (Emys orbicularis)

Cría de Galápago europeo (Emys orbicularis)


En algunos de los acuarios, había varios gallipatos de grandes dimensiones. El encargado nos explicó que su nombre en valenciano Ofegabous significa "ahoga bueyes" aludiendo a la capacidad que tienen de desplegar las costillas y que puede tener consecuencias fatales si el ganado se lo traga al beber en charcas y abrevaderos.

Gallipato u Ofegabous (Pleurodeles waltl)




Gallipato u Ofegabous (Pleurodeles waltl)




Ya en el exterior, este ejemplar juvenil de Garza real (Ardea cinerea) se paseaba entre los tanques de la piscifactoría con intenciones sospechosas...




Tampoco esta garceta común, luciendo plumaje nupcial, ocultaba su firme intención de llevarse algún infeliz...

Garceta común (Egretta garzetta)


Seguidamente, nos acercamos hasta el Ullal de Baldoví. Ullal en valenciano significa ojo que, al igual que en castellano, aplicado a los ríos alude a las surgencias de agua. También este enclave es fruto del programa de recuperación de la Albufera al tratarse de un oasis siempre verde en medio de los arrozales.





Escudriñando el cañaveral de en frente del mirador pudimos descubrir con gran sorpresa una garcilla cangrejera...

Garcilla cangrejera (Ardeola ralloides)

No fue hasta que vino a posarse la compañera de la izquierda cuando me percaté de que, junto a "mi primera garcilla cangrejera" había un martinete y otra compañera... ¡alucinante la concurrencia!



Y ya para despedirnos, dimos un paseo en la Barca del Tío Pastilla por la Albufera. Imposible no recordar las aventuras de amor entre Neleta y Tonet o la amistad entre la serpiente Sancha y el pastor por aquellos parajes, entre cañas y barro...



Barraca típica de la Albufera de Valencia más costumbrista

Fueron más que abundantes las observaciones de Garza real (Ardea cinera) durante el trayecto.












Garza real sobre las aguas de la Albufera.



Sobre un poste, este gracioso charrán ponía empeño en rascarse  la garganta.
Charrán patinegro o Xatrac becllarg (Sterna sandvicensis)