Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

martes, 15 de octubre de 2013

En busca de avutardas por el Nordeste de Segovia



     El pasado domingo por la tarde quedé con los amigos de la casa rural La Robliza para llevar a cabo la importante misión de avistar las posibles avutardas invernantes en la comarca del Nordeste de Segovia que, en sus conocidos movimientos de dispersión juvenil, se desplazan grandes distancias; quién sabe si, incluso, sobrevolando Somosierra desde las estepas cerealistas del Jarama y el Henares.


    Partimos desde Cedillo de la Torre cuando en lo alto del páramo soplaba un viento frío que no animaba a ningún ser a hacer acto de presencia. Sin embargo, el camino que lleva a Campo de San Pedro baja en altura, adentrándose por los campos de cultivo recién brotados, donde nos salieron al encuentro varios corzos entre los que destacaba una hembra con dos gemelos del año.





Hembra de Corzo (Capreolus capreolus) junto a dos gemelos del año pastando.
 






     Nuevamente, subimos a una elevación desde la que poder otear mejor los alrededores en busca de las avutardas y, estando con los prismáticos mirando hacia Riaguas de San Bartolomé, se obró el milagro: un bando de cinco ejemplares cruzó en la lejanía, por delante de los chopos del arroyo Bercimuel de Norte a Sur para desaparecer al poco entre las elevaciones del terreno. Con el ansia de quien se ha quedado con la miel en los labios, pusimos rumbo adonde supusimos que deberían haber aterrizado. Sin embargo, la presencia en el entorno de un pastor con sus perros nos hizo calcular una distancia de seguridad todavía mayor.


     Se dejaron ver varias Collalbas grises, dos Ratoneros y algún Milano real.
    

Collalba gris (Oenanthe oenanthe)

     El sol ya lucía inclinado sobre el horizonte y en las proximidades del muladar de Campo de San Pedro, varios buitres leonados y negros se congregaban para pasar la noche a ras de suelo.


Buitres Negros (Aegypius monachus) y Leonados (Gyps fulvus)



     En las cercanías de Riaguas de San Bartolomé nos soprendió el anochecer y con él, una cincuentena de avefrías recién llegadas a pasar la noche en su viaje hacia el Sur. Y todavía sin explicarme cómo, el experto observador Xavi nos paralizó al nuevo grito de ¡¡¡AVUTARDAS!!! Efectivamente, entre unos secos girasoles una hembra adulta  seguida de dos pollos (macho y hembra) se entretenían en picotear, lo que supusimos, pipas del suelo.

     Sin lugar a dudas, se trató de otro regalo a nuestros ojos que nos dejó con más ganas todavía de seguir disfrutando su presencia a lo largo de este otoño e invierno y, ojalá también, compartirla por aquí con alguna foto que se dejen hacer...



jueves, 10 de octubre de 2013

Los flamencos del Jarama

 


     Bien podría ser el nombre de un grupo madrileño dedicado al cante jondo, pero nada más lejos de la realidad... el título de esta entrada alude a los hasta seis flamencos juveniles que ayer tuvimos la suerte y gozo de descubrir en el mismo río Jarama poco antes de entregarse al Tajo.



Juveniles de Flamenco Común "Phoenicopterus roseus" en el río Jarama



     Con las finas patitas bien metidas en esas aguas tan sufridas que olorosamente bajan gritando su contaminación, allí encontramos este simpático terceto de jovenzuelos que ha llegado hasta Madrid con aires de explorador, dejando claro que el ímpetu adolescente no entiende de fronteras... No quiero ni pensar en los comentarios de sus familiares y amigos cuando les cuenten sus aventuras al reencontrarse por alguna de las lagunas de la Mancha Húmeda, el Delta del Ebro ¡o las mismas marismas de Doñana!







     Y es que, pese a no constituir la máxima rareza, avistar flamencos en la provincia de Madrid sigue siendo un hecho, cuanto menos, sorprendente. En los últimos años se vienen observando juveniles que a lo largo del otoño se dejan caer por los alrededores del Soto de las Cuevas y también del embalse de Santillana. Seguramente, alguna de las muchas lagunas que constituyen el Parque Regional del Sureste, articulado en torno al Jarama, cumpla las necesidades físicas de hábitat (profundidad, temperatura...) que la especie requiere para establecerse, pero no así las ecológicas que, debido a la contaminación imperante, distan mucho de poder alcanzarse todavía...


Juveniles de Flamenco Común "Phoenicopterus roseus".
Mientras el individuo del fondo filtra los pequeños crustáceos del fondo, recién removido con sus patas,
el anterior toma aire por unos segundos para sumergirse de nuevo y seguir comiendo.



     Quizás, en un futuro, el  potencial natural del Parque Regional del Sureste pueda desarrollarse como corresponde y nos regale alguna colonia de cría... ¡Que nuestros ojos lo vean! Mientras tanto, estas patrullas de juveniles seguirán llegando cada otoño como avanzadilla controladora.




     Nada más sugerente para despedir una tarde de paseo única a orillas del Jarama que contemplar la silueta recortada de un flamenco en vuelo sobre el oscuro cielo anocheciendo...

lunes, 7 de octubre de 2013

Cabrera bajo el mar




     Cuando se llega al puerto de Cabrera, sorprende al visitante la visión nítida del fondo del mar sobre el que crecen las praderas de posidonia entre manchas de arena.


Bahía de Cabrera desde el monte Picamoscas.



     En un intento de explicar el porqué de esta transparencia, indudablemente se pensará en la lejanía a las zonas urbanas que con sus vertidos intoxican los mares. Es, por tanto, el aislamiento geográfico un buen punto de partida para mantener unas aguas límpidas y claras. Otro motivo, más oculto pero no por ello menos importante, es la escasa pluviosidad que se registra en Cabrera. Las lluvias en el archipiélago son recogidas por una vegetación ávida de agua, y absorbidas por un terreno cuya geología kárstica atrapa prácticamente hasta la última gota.

     En sitios lluviosos, las aguas arrastran las materias minerales del suelo, los nutrientes, hasta los ríos, y a través de ellos hasta el mar. Los factores que condicionan la proliferación de las algas son la luz solar y un aporte equilibrado de nutrientes. A partir de los vegetales marinos se construye un entramado de relaciones tróficas de cuya complejidad dependerá el ecosistema que se erija apoyado en ellas.

     Sin embargo, con lo poco que llueve en Cabrera, unos 360 mm de precipitación de media anual, difícilmente llegan hasta el mar nutrientes por escorrentía. Las aguas marinas de los alrededores de Cabrera son catalogadas por ello entre las llamadas poco productivas u oligotróficas.

     En este medio físico tan poco generoso, se ha establecido un conjunto de ecosistemas cuyos integrantes están perfectamente adaptados y que demuestra que unas aguas pobres no son sinónimo de unas aguas sin vida.

     La biomasa de los seres presentes, animales y vegetales, crece lentamente año tras año: el mero, el cabracho, la nacra, la langosta y la posidonia apuestan por la longevidad, por acumular año tras año aquello que tan escasamente les es ofrecido. No podía ser de otra manera. No cabe soñar para Cabrera la productividad de los grandes bancos de bacalao de Terranova, que reflejan el aporte de nutrientes de los ríos americanos y las corrientes marinas atlánticas...



     La segunda agradable impresión que experimentaremos en las aguas del Parque, es que los peces proliferan por doquier. Al introducirnos bajo el agua ataviados con gafas de buceo podremos observar importantes bancos de peces gregarios como las salpas (Sarpa salpa) que pastan perezosamente los brotes de posidonia.



Banco de Salpas "Sarpa salpa"
 

     Una prospección más detallada nos revelará a los individuos solitarios, como el pez Doncella (Coris julis) que no dudará en salir de su escondite para comprobar quién osa acercarse.




Pez Doncella "Coris julis" macho.



     Otro pez también de costumbres territoriales es el mero. En las aguas de Cabrera son dos las especies que podemos encontrar: Epinephelus guaza de tonos ocres y granates, y Epinephelus alejandrinus a rayas longitudinales. Gracias a la prohibición de la pesca deportiva, su número se ha incrementado y ahora pueden ser vistos con facilidad en las cercanías de sus guaridas, holgazaneando de día sobre las rocas cubiertas de algas, con las que se confunden fácilmente, con la tranquilidad del que se sabe prácticamente invisible.



 
Simpática pareja de meros con pulpo entre ellos.
Esquina inferior izquierda: Epinephelus guaza. Esquina superior derecha: Epinephelus alexandrinus.



















     En las oquedades más angostas abundan los pulpos, algunos de notable tamaño. Es un gusto observarlos en su pausado sifonar y, más aún, cuando surge la oportunidad de verlos desplazarse a gran velocidad.










     También es posible sorprender alguna sepia levitando sobre el fondo arenoso. Al sentirse intimidada cambiará su coloración para intentar pasar desapercibida o confundir al posible depredador. En caso de no calmarse la situación, no dudará en disparar un pegote de tinta gelatinosa para desaparecer nadando a toda velocidad...






     Sin embargo, el otoño llega, como para los bosques caducifolios, también para la pradera de Posidonia. Ha llegado el momento de desprenderse de las hojas viejas que, cubiertas de algas epífitas ya no pueden realizar adecuadamente la fotosíntesis. Habrá que esperar al resurgir de la primavera para verla lucir nuevamente verde en todo su esplendor...





Pradera de "Posidonia oceanica".
 



     Esta entrada está dedicada a Iñaki y sus dos amigos ya que, sin su cámara acuática y su generosidad, no hubiera sido posible ilustrar nada de lo que aquí se ha contado...


jueves, 3 de octubre de 2013

Campaña de Anillamiento Científico en Cabrera


    

     Como les venía contando, el motivo de mi estancia en Cabrera fue participar como voluntario de SEO/Birdlife en la Campaña de Anillamiento que, desde hace más de una veintena de años, se desarrolla durante los meses de septiembre y octubre aprovechando el paso migratorio postnupcial.


     En época de migración el archipiélago es visitado por multitud de seres alados de gran cantidad de especies que reposan y se alimentan en estas islas para reponer fuerzas antes de continuar su viaje. Alrededor de 150 especies se han detectado en migración sobre el archipiélago. Por ello el Parque Nacional constituye un punto importante en las rutas migratorias tanto en la migración primaveral o prenupcial como en la otoñal o postnupcial. En esta última migración a las aves adultas se les suman todos los jóvenes nacidos durante la temporada por lo que, cuantitativamente, es mucho más importante.


     Durante las dos primeras semanas de septiembre que estuve allí, el número de capturas no fue excesivamente elevado. El máximo por jornada estuvo en casi 60 aves, muy lejos de las 200 que en temporadas pasadas se han llegado a registrar... Posiblemente, este bajo índice fue debido a la estabilidad atmosférica que nos acompañó aquellos días ya que, salvo un par de ellos en los que sopló el viento y llovió, el resto estuvo marcado por una calma veraniega.





     Una de las aves que más llamó mi atención, fue el simpático Colirrojo Real cuyos machos lucen en época de cría un plumaje llamativamente vistoso.




Colirrojo real "Phoenicurus phoenicurus" macho



     Bastante numerosas, las tarabillas norteñas se hacían ver fácilmente encaramadas a sus posaderos de caza sobre los herbazales a los que se lanzan nada más ver moverse el más minúsculo insecto.



Tarabilla Nortella "Saxicola rubetra" encaramada a rama de lentisco.

Tarabilla Norteña "Saxicola rubetra"



      Entre los Sílvidos, anillamos varios ejemplares de Curruca Cabecinegra.


Curruca Cabecinegra "Sylvia melanocephala" hembra

Curruca Cabecinegra "Sylvia melanocephala" macho
    














     Sin embargo, los más numerosos fueron los mosquiteros y las currucas mosquiteras que presentaban un índice de grasa elevado como no podía ser de otra manera observándoles ponerse las botas en las higueras.



Curruca Mosquitera "Sylvia borin" acumulando reservas en higuera.



      Pero la gran estrella de la familia de los Sílvidos fue la endémica Curruca Balear "Sylvia balearica" tan chiquitita ella...




Curruca Balear "Sylvia balearica"




     El paso de Papamoscas también se hizo notar. Cayeron cerrojillos, grises y, claro está, también de la subespecie balear.


Papamoscas Gris Balear "Muscicapa striata balearica"
de coloración más clara, especialmente en píleo y frente,
que "Muscicapa striata striata"



     En el conjunto de la Campaña, fueron dos las especies que causaron más alegría y regocijo entre todos nosotros: el cernícalo, del que llegaron a caer hasta tres individuos, y la simpática abubilla.



Cernícalo vulgar "Falco tinnunculus" joven hembra.



Abubilla "Upupa epops"




     Algunas observaciones interesantes fueron la de una familia de huidizas oropéndolas y este gracioso Torcecuellos "Jinx torquilla" entretenido en atrapar hormigas con su larga lengua.



     El Torcecuellos es un ave cuanto menos peculiar, que toma su nombre del característico comportamiento que adopta en caso de peligro frente a un depredador. El doctor Félix Rodríguez de la Fuente pudo dejar testimonio de ello para la eternidad en una filmación de gran calidad:





     En nuestra última pasada por las redes, justo antes de subir a la barca que nos alejaría de Cabrera sin remedio, cayó un Petirrojo, o Ropit como le dicen en Mallorquín, el primero de la Campaña. En palabras de nuestro sabio anillador no era ni más ni menos la prueba que constataba el hecho: "El otoño había llegado".





     Fueron quince días muy especiales y también inolvidables, especialmente gracias a la magnífica compañía en que tuvieron lugar: el anillador que susurraba a los pájaros, un coordinador que nos dio de comer al mismo nivel que cinco estrellas Michelín y cinco compañeros voluntarios, amigos, todos ellos, desde entonces.



Foto de grupo. Campaña de Anillamiento.
En Cabrera a 17 de Septiembre de 2013














miércoles, 2 de octubre de 2013

"Cabrera, el Mediterráneo de Ulises...



... a una hora de Palma" así es como se refería el gran Félix Rodríguez de la Fuente a la maravillosa isla que tuve la suerte de habitar las dos primeras semanas del pasado mes de septiembre como voluntario de SEO/birdlife en una campaña de anillamiento científico.

     Disfrutar de los grandes tesoros que nos brinda la naturaleza, como es el archipiélago de Cabrera, es un privilegio que, en muchas ocasiones, no está al alcande de todos. Así ocurre en esta isla, en la que el número de visitantes al día está restrigindo y es imposible pernoctar en tierra para los turistas. Yo tuve el privilegio de poder pasear por sus senderos, respirar su aire y bucear en sus aguas...  todo ello me obliga a querer este pequeño archipiélago y dar a conocerlo ahora entre los míos...


"La barca, con el sonido pausado de su motor, entra en las plácidas aguas del puerto de Cabrera.
 Hay una calma inmensa, canicular, remota en esta bahía solitaria y deslumbrante.
El mar espejea. Las aguas tienen un color verde claro de una transparencia fantástica..."




     Encaramado a la cima de un cerro peñascoso en la entrada del puerto, se erige el castillo de Cabrera como guarda y vigía de la isla. Fue construido a finales del siglo XIV, con la finalidad de defender a la población, evitar su uso como base de los corsarios norteafricanos contra Mallorca y dar noticia a las poblaciones costeras del levante mallorquín de la presencia de naves piratas mediante señales de humo y fuego.




     A pesar de los esfuerzos humanos y económicos que  invirtieron las autoridades mallorquinas y los señores de Cabrera en la fortificación de la isla, durante el  siglo XVI los ataques contra ésta fueron muchos y continuados, de entre los cuales los más conocidos son los de Barbarroja de 1531y el de Dragut de 1550. Estas razias siempre terminaban con el secuestro de la guarnición y la destrucción del castillo, lo que hacía inútiles sus reconstrucciones posteriores... Con muchas modificaciones, ha conseguido llegar a nuestros días.





     Sin embargo, la Quinta Isla Balear ha sido habitada ya desde tiempos antiquísimos. Como recuerdo de aquellos primeros pobladores descansan en el fondo de su bahía varias embarcaciones púnicas y romanas, algunas atestadas de ánforas, que nunca llegaron a puerto...



Reproducción de una expedición subacuática a la embarcación Cabrera III



     También se tiene constancia de un monasterio de época bizantina-paleocristiana regentado por unos monjes un poco indisciplanos a los que el mismo Papa Gregorio Magno en el año 603 se refiere de esta guisa:

"Porque nos ha llegado la noticia que los monjes del monasterio que se encuentra en la isla de Capria, situada cerca de Maiorca, que es también una isla, actúan de forma tan perversa y han sometido sus vidas a diversos crímenes, que manifestamos que, más que servir a Dios, luchan, y lo decimos llorando, a favor del antiguo enemigo..."



     De época mucho más reciente, del año 1868, se halla el Faro de N´Ensiola que por las noches juega a ser estrella.






     En el paisaje geológico dominan los acantilados que presentan una gama muy variada de modelados: grutas, cuevas, arcos de abrasión... El conjunto forma un escenario perfecto para sentir como cierta aquella frase del libro Cabrera Mágica: "la naturaleza es una ciudad mágica petrificada".


Con su caprichosa forma, este arco bien parece la testuz de una gigante tortuga que, en su sueño de milenios,
le han crecido hasta verdes pinos en su caparazón...



Sendero que lleva al faro.




     Una de las comunidades naturales más valiosas del Parque Nacional es la formada por la Posidonia oceanica, una planta con flores que vive en el mar. Se trata de una de las pocas fanerógamas marinas que existen y es endémica del Mediterráneo. Crece encima de arenales cercanos a la costa, desde casi la superficie hasta los treinta y cinco metros de profundidad. Este dato es un reflejo de la excepcional transparencia de las aguas de Cabrera.




Abundan las calas de límpidas aguas gracias a los efectos de la Posidonia.
Sin embargo, la naturaleza no tiene remedio frente a la gran cantidad de residuos que todavía llegan a la costa.




     La vegetación está formada por especies típicamente mediterráneas, entre las cuales existe un número destacable de endemismos. El carrascal puede ser de dos tipos diferentes. Sobre los sustratos más rocallosos, está formado principalmente por acebuche y lentisco, y en menos grado por sabina.  Sobre sustratos blandos y erosionados, por el contrario, la vegetación es más baja, formada por romero, bruguera y estepa morisca, con una cubierta de pinar (Pinus halepensis) en grado de desarrollo variable que celebra el exterminio de la introducida cabra doméstica. No hay que olvidar que Cabrera le debe su  nombre al uso ganadero que se le dio hasta hace pocos años...






 
El anillo litoral está formado por pequeños arbustos,
en los que destacan sus formas almohadilladas y pinchudas,
 capaces de soportar los aerosoles de agua marina.

El Boj balearica que, pese a su nombre,
tiene una distribución circunmediterránea, 
está confinado a pocos metros cuadrados
 dispersos por el conjunto del archipiélago






 
 

















     Las lagartijas baleares (Podarcis lilfordi) son otro de los elementos valiosos del Parque Nacional. Existen diez subespecies endémicas y otras tres poblaciones muestran características diferenciales incipientes.













      Ni que decir tiene, que todo lo relativo a las jornadas de anillamiento queda prometido para una segunda entrega... Espero haberos traslado un claro mensaje: Cabrera es un paraíso que ha llegado hasta nuestros días casi intacto y que merece ser protegido y valorado.


"Su aislamiento, su pequeño tamaño, la falta de agua,
su escasa población estable, sus usos militares,
han sido factores desincentivadores de transformaciones urbanísticas y,
 por tanto, paradójicamente, la han preservado."




"Que sea siempre la isla abollada y azul
que desde Colonia Sant Jordi vemos y añoramos cada día."