Que los busquen,
¡que los encuentren
a todos!
a todos los osos...
A jóvenes y viejos,
hembras y machos,
rubios, oscuros y pardos,
todos osos hermosos.
Buscad en las cuevas,
dentro de los troncos,
buscad en los ríos.
En algún sitio
han de estar,
pero buscadlos
¡buscadlos sin cesar!
Me han dicho
los bomberos
-gracias por vuestro
coraje y esfuerzo-
que les oyeron rugir
dentro del fuego...
Si lo encontráis sano
¡qué alivio
por Dios Santo!
dejadlo libre
para que viva.
Si lo encontráis herido,
asustado, intranquilo...
calmadlo y cuidadlo,
como a un hijo;
que pueda sanar
y seguir vivo.
Si lo encontráis inerte...
plantad una bellota
o un hayuco
en su muerte
para que crezca
un árbol fuerte,
con mejor suerte;
será un bello altar
que lo recuerde.
Salid a buscarlos,
¡a todos
tenéis que encontrar!
a todos los osos
hermosos.
Y a esos malnacidos
que han sembrado
de fuego los bosques,
que los echen
de Asturias y Galicia
de donde sea que
fueren oriundos,
que sientan el rechazo
de familiares y amigos:
no tienen cabida
en nuestro mundo.
Osa vista con sus mellizos en las montañas asturianas. Mayo 2014. |