Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

jueves, 8 de agosto de 2013

El Cementerio de los Ciervos Volantes

   En uno de los senderos que suben serpenteando por la Sierra de Guadarrama crece un añoso roble, a cuyos pies se encuentran los restos dispersos de varios machos del escarabajo más grande de Europa (Lucanus cervus) que se cuentan por decenas, en lo que pudiera ser un auténtico Cementerio de Ciervos Volantes.



 
Roble melojo (Quercus pyrenaica)



Restos de machos de Ciervo Volante (Lucanus cervus); cabezas y élitros.

   El mismo instante en que lo descubrimos, además de un gran asombro y sorpresa, miles de dudas asaltaron nuestras mentes acerca de tal misterio... ¿A qué era debida tal concentración de cabezas de Ciervo Volante? ¿Quién estaba haciendo su gran festín? ¿Era una rapaz o un carnívoro terrestre?

   Enseguida corrieron ríos de tinta por "guasap" consultando la opinión de amigos entendidos. El hecho de que se encontrara justo a los pies de un gran árbol y, por tanto, que pudiera actuar como posadero, les hizo apostar por que se tratara de cualquier ser alado: milano negro, azor, halcón de Eleonor y arrendajo, entre otros, fueron los primeros en ser señalados como sospechosos por el hecho de no encontrarse ninguna egagrópila que pudiera apuntar directamente a alguna rapaz nocturna.

  

   Sin embargo, con los nervios templados y tras una primera inspección ya en casa, otras teorías comenzaron a ganar peso...



    Curiosamente, todos los restos hallados pertenecían al género masculino; no se encontró ni un sólo indicio de la presencia de hembras que, cabe recordar, no cuentan con la capacidad de volar. Entre los más de cien individuos diferentes encontrados y recogidos, la variabilidad en el tamaño de las pinzas es enorme y abarca desde el centímetro excaso hasta los bien sobrados tres centímetros, es decir, más del doble de diferencia entre el menor y el mayor.



Ejemplares en orden creciente de tamaño
alineados a nivel de unión entre tórax y cabeza.
  

   El estado de los restos también es de lo más variable. La mayor parte son cabezas con sus pinzas. Destacan cinco ejemplares recogidos totalmente intactos. Este hecho llama poderosamente la atención ya que, de ser cierta la teoría de que el gran roble actuara como un posadero para una rapaz (o, en este caso, cascadero) muy torpe tendría que ser para haberse dejado caer al suelo tanta comida...



Variedad de restos encontrados:
desde cabezas separadas a individuos totalmente completos
pasando por todas las posibles combinaciones intermedias.
 
 
Izquierda: agujero en la parte inferior del abdomen semejante a una roída (posible responsable: ratón de campo)
Derecha: pinzamiento de ala y élitro semejante a un picotazo (posible responsable: arrendajo).
Resulta curioso observar cómo ambos ejemplares murieron aferrando con fuerza
 un trozo de líquen y un brote seco de zarzamora, respectivamente.

   En una seguda inspección de la zona al día siguiente, descubrimos nuevos y recientes restos de Ciervo Volante y, lo que resultó ser mucho más llamativo, un individuo todavía vivo que, torpe y lentamente, caminaba por la tierra. Sin lugar a dudas, este dato venía a sumarse a los otros ejemplares encontrados intactos para especular con que los Ciervos Volantes acuden por sus propios medios hasta aquel gran roble sin que sean transportados por ningún otro animal.



Ejemplar macho de Ciervo Volante (Lucanus cervus) moribundo
 
Además, un poco más adelante, encontramos este marcaje en medio del camino.



Heces de carnívoro (zorro con casi toda seguridad) con restos de alas y cutículas de Ciervo Volante.
  

   Llegados a este punto, querido lector, y habiendo intentado exponer de la forma más clara posible todos los datos que me han parecido de especial relevancia, me atrevo a concluir que:

los machos de Ciervo Volante acuden de forma masiva y voluntaria hasta el viejo roble por motivos no aclarados todavía (posible presencia de hembras/ idoneidad del hábitat para la puesta de huevos/ combates territoriales...)  pero que, en cualquier caso, de seguro se encuentran relacionados con la reproducción. Y es en aquel mismo roble, sin saber si con sus objetivos reproductores cumplidos, cuando les sobreviene la muerte; a los más de ellos, depredados por una fauna oportunista (rapaces, zorro y roedores) que se aprovechan de la abundancia de tal recurso y, a una minoría, de forma natural.



   Entre mis próximas actuaciones inmediatas figura el colocar una cámara de fototrampeo que pueda aportar un poco más de luz sobre los responsables exactos y las causas que dan origen a este Cementerio de Ciervos Volantes.



   Voglio dedicare anche questa pubblicazione al mio buon amico il professor Luca Bartolozzi, gran esperto di questi coleotteri, i Lucanidae, nel Museo della Specola di Firenze e che mi ha accolto così amichevole durante il mio corso Erasmus.




lunes, 15 de julio de 2013

Las Mariposas de la Morcuera


 Es en las horas centrales de los días de verano cuando las mariposas aprovechan para lanzarse en auténticas nubes al disfrute de los néctares y entregarse al amor...

 Hoy traigo unas cuantas amigas aladas, vecinas de los Altos de la Morcuera y parientes cercanas entre sí, pues la mayoría de ellas pertenece a la familia Nymphalidae que destaca por presentar el primer par de patas de menor tamaño, o atrofiado, por lo que se las conoce como "cuatropatas". Además, muchas de ellas poseen una morfología alar que les permite camuflarse entre las plantas que habitan como parte de una estrategia de cripsis para pasar desapercibidas ante sus depredadores. Invitados quedan a comprobar en las siguientes imágenes estas singularidades de las que les hablo.



Lobito listado, Pyronia bathseba, sobre cantueso, Lavandula stoechas



Argynnis pandora libando.
De poder ser comparada su mirada con la humana,
cualquiera diría que se está metiendo un chute de flipar en colores...



Argynnis pandora con la espiritrompa plegada.


Vista dorsal de Argynnis pandora.


Argynnis pandora junto a Argynnis spp en vuelo.




Argynnis pandora y Melanargia lachesis



El Género Melanargia es llamado comúnmente Medioluto debido a la coloración blanca y negra que presentan sus individuos. De las cinco especies que pueden encontrarse en la Península, destaca el endemismo Melanargia lachesi o Medioluto Ibérica, muy abundante y repartida por la gran mayoría del país.

Medioluto Ibérica, Melanargia lachesis



Medioluto Ibérica, Melanargia lachesis


Vistas por el anverso, la clave para diferenciar M. lachesis de M. ines reside en la celda del ala superior ya que, mientras el endemismo ibérico la presenta entera, sin dividir, "su prima Inés" tiene una banda a la mitad prácticamente recta.


Medioluto Inés, Melanargia ines.


Hembra de Melanargia spp


Vanesa de los cardos Vanessa cardui
sobre Centaurea haciendo honor a su nombre.


Hipparchia alcyone gusta de posarse directamente sobre el suelo para libar sales
que también puede conseguir, como en este antiestético caso, de heces.



Y ya cambiando de familia, a la Lycaenidae:

Ícaro, Polyommatus icarus
tan pequeña como bella

 

De la Familia Pieridae, encontramos la Limonera y la Blanca del Majuelo:



Limonera Gonepteryx rhamni libando una flor de Echium spp.
Es bien claro cómo la forma de las alas semeja una gran hoja.


Limonera, Gonepteryx rhamni



La Blanca del Majuelo Aporia crataegui sobre Echium spp.

Pareja de Blanca del Majuelo Aporia crataegui
en pleno cortejo


Pareja de Blanca del Majuelo Aporia crataegui
entregada a las artes amatorias


También pudimos observar estos otros seres alados, menos agraciados estéticamente y de hábitos alimenticios menos románticos ya que, en vez de dedicarse a sorber el dulce néctar de las flores, son auténticos cazadores de otros insectos.





 Y todas estas observaciones acontecieron en un entorno maravilloso con una vistas privilegiadas del Valle de El Paular y en inmejorable compañía...

Con Almu, la exploradora, y el Purgatorio al fondo a la izquierda.



domingo, 30 de junio de 2013

La mágica metamorfosis de la Papilio machaon

A finales de mayo, me llevé la gran sorpresa de la primavera: entre unas matas de hinojo (Foenicum vulgare) encontré varias orugas de la amiga mariposa que tanto tiempo llevaba buscando, la Papilio machaon. No sin cierto remordimiento, cogí dos de las orugas. Quería compatir  junto a ellas el momento más especial de sus vidas: la metamorfosis.



A los dos días, y con una diferencia de menos de 24 horas, las dos oruguitas apareciern convertidas en crisálidas tras haber pasado algunas horas en posición de reposo (según la que parecían estar muy concentradas en el gran cambio de sus vidas) y sujetas por dos hilitos de seda.


Oruga de Papilio machaon a punto de crisalidar.

Cuando crisalidan, la pupa recién formada emerge de la antigua oruga resquebrajando la cutícula desde la cabeza que, al final, queda hecha un burruño.





La tarde del 11º día después, una de ellas cambió llamativamente de tonalidad, transparentándosele a través de la cutícula de la crisálida sus colores de mariposa. El gran milagro de la metamorfosis era inminente y, pese a dejar la cámara preparada para la ocasión cuando me fui a dormir, al despertar a la mañana siguiente, me encontré una bella mariposa con las alas extendidas. La muy tímida había querido despertar en medio de la oscuridad de la noche.





Con la segunda amiga estuve más atento; si bien, también resultó victoriosa a mi curiosidad y pegó el salto de la crisálida en los 2 minutos que tardé en ir a hacer la cama. Les diré en mi defensa que llevaba más de hora y media de grabación y que opté por dejar descansar un rato la cámara por miedo a que la batería desfalleciera en el peor de los momentos. Bien sé yo que la mariposa, atenta desde dentro de la crisálida, vio clara su gran oportunidad y no perdió el tiempo...

Crisálida de Papilio machaon a punto de metamorfosear

Alarmado por mi hermana que, vigilante, desayunaba junto a ella, llegué "a tiempo" para, al menos, sacarle alguna foto con las recién estrenadas alas todavía húmedas y arrugadas.


Mariposa de Papilio machaon recién emergida de la crisálida


Mariposa de Papilio machaon a los 5 min de emerger de la crisálida.
Vista lateral.
 
Mariposa de Papilio machaon a los 5 minutos de emerger de la crisálida.
Vista inferior.

También tuve ocasión de grabarle un pequeño vídeo en los primeros minutos de su nueva vida que, a continuación, os invito a contemplar. Le doy las gracias a mi querida hermana, creadora del mismo y que tanto tiempo invierte en mis tonter... aficiones.

  
Mariposa de Papilio machaon sobre geranio.
Vista superior.


Aquella misma tarde, sin tiempo que perder, marché con las dos preciosas señoritas al mismo lugar de donde una semana y media antes las había recogido cuando todavía eran unas llamativas orugas comilonas. Muy ilusionado, las liberé con la esperanza de que este verano vuelen alto por los campos propagando nuevas generaciones de una criatura tan hermosa.

Mariposa de Papilio machaon sobre centaurea en su entorno natural



Esta entrada, como no podía ser de otra manera, va dedicada de forma muy especial  a un amigo mío de Albacete que, precisamente, lo conocí hace algunos meses leyendo en su blog parecidos avatares con la misma protagonista. Se llama Guillermo pero, de haber nacido árbol, hubiera sido, sin duda, Saúco.

viernes, 28 de junio de 2013

Campaña de Conservación del Aguilucho Cenizo 2013 en las estepas cerealistas del Jarama y el Henares

Con el verano recién llegado y el cereal ya resplandeciente bajo el sol, en los campos de Madrid "todo" está a punto para la cosecha...


Estepas cerealistas del Jarama y el Henares

¿Todo de verdad? Todavía quedan muchos pollos pequeños de aguilucho cenizo, pero también de pálido y lagunero, e incluso, huevos que no han conseguido desarrollarse por completo; especialmente este año a consecuencia de las muchas lluvias que ha estropeado más de una puesta y, por lo tanto, ha retrasado el crecimiento de las segundas de reposición. Menos mal que existen voluntarios preocupados por su rescate de los rodillos de las cosechadoras y, lo que es más importante, agricultores conscientes de la problemática dispuestos a colaborar...




La joven asociación conservacionista MILENRAMA es la responsable de la Campaña de Conservación del Aguilucho Cenizo 2013 en la ZEPA de las estepas cerealistas del Jarama y el Henares. Ilusión y ganas no les faltan. Gracias a su amable ofrecimiento y fácil contacto, aspectos que se echan en falta en los voluntariados de otras organizaciones naturalistas de más renombre, pude colaborar con ellos compartiendo gratas experiencias a lo largo de dos jornadas de campo.



Tras haber sido localizados los nidos a lo largo de los meses de abril y mayo y marcados con GPS, estos días toca volver a ellos para revisar el estado de sus inquilinos y señalizarlos visualmente para ser respetados por las cosechadoras. La labor de entrar en los campos cobra especial dificultad ahora que las espigas se encuentran altas y secas para clavarse como alfileres traspasando la ropa. Además, se ha de tener especial cuidado en no tronchar el cereal para no dejar senderos en los campos que faciliten la localización de los nidos por depredadores terrestres como el zorro.


Los valientes Raquel y Diego a la búsqueda de un nido.

Cuando quedan menos de 10 metros para llegar al nido, en caso de encontrarse la hembra en el mismo, levanta el vuelo para, normalmente, ponerse a volar en círculos sobre nosotros y vigilar atentamente nuestras maniobras. Siempre se intenta agilizar el marcaje lo máximo posible para evitar mayores molestias.

Hembra de Aguilucho Cenizo (Circus pygargus) levantando el vuelo



Hembra de Aguilucho Cenizo (Circus pygargus)  en vuelo.
Nótense los cuatro "dedos", rasgo distintivo respecto a las hembras de aguilucho pálido que tienen cinco.


Entre las espigas y, facilitado por la salida de la hembra, resulta fácil localizar las depresiones circulares en el cereal que corresponden a los nidos de aguilucho, los cuales suelen componerse de una sencilla plataforma de espiguitas amontonadas con algunas plumas.

Puesta de Aguilucho Pálido (Circus cyaneus)



Nido de Aguilucho Cenizo (Circus pygargus)


Nido de Aguilucho Cenizo (Circus pygargus) señalizado.



Pollos de Aguilucho Cenizo (Circus pygargus) con escasos días de vida.


Pollo próximo a los 10 días de edad de Aguilucho Cenizo (Circus pygargus)



Pollo de unos 20 días de edad de Aguilucho Cenizo (Circus pygargus)


Además de los numerosos aguiluchos, es posible avistar otras especies como las avutardas, el buitre negro o algún que otro corzo cruzando los campos.





Sin duda alguna, la Campaña de Conservación del Aguilucho es una labor sumamente admirable por las tantas horas invertidas y el cansancio que implica trabajar supeditado a las condiciones meteorológicas. Sirvan estas líneas como humilde reconocimiento al esfuerzo de la asociación Milenrama que, con tan buen hacer, la está llevando a cabo ¡mucho ánimo, compañeros!