Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

jueves, 16 de abril de 2015

Inspiraciones de primavera por el Nordeste de Segovia



     Es una tarde de finales de marzo, con la primavera recién estrenada, la hierba asoma ya verde y brotada y el cielo azul totalmente despejado. Contra el horizonte se recorta el Pico del Lobo blanco y nevado. No ha podido resistirse el camino a firmar con doble trazo entre los pastos... ¡ahora sí, ya está terminado el cuadro!




   Por entre las verdes lomas cruza un camino de tierra que se tuerce y serpentea, desaparece y asoma. Quién sabe lo que busca, sueña o anhela... Descansar en un baldío o llegar a Roma... ¡Suerte, amigo Camino! ¡que encuentres la paz que deseas!




      Los surcos de los sembrados peinan la tierra. Sus cabellos son verdes y marrones, mitad trigos, mitad terrones.






     En lo alto del barbecho, han dejado un montón de estiércol que paciente aguarda fertilizar la tierra.  Mientras, sueña que crece y es azul montaña con corona de nieve...




     Los corzos pastan tranquilos agrupados en generosos rebaños. Las escasas avutardas les preguntan: -"¿Cuál es el truco de vuestro éxito y progreso? ¿Por qué sois más cada primavera?"- "Difícil cuestión, amiga esteparia... Puede que el abandono de los cultivos y la recuperación de los bosques nos siente mejor o puede que las escopetas ya no sean tantas como la década anterior..."





     El arco iris ha caído al suelo y sus colores se han descolocado... Rojo, naranja, amarillo, verde, añil y morado lucen sobre la tierra desordenados... Con las primeras lluvias del mes de abril, recobrarán las fuerzas para subir de nuevo, lanzarse al cielo y sonreír.





    Como dijo San Manuel bueno mártir, el lago que tiembla y refleja es la duda, la montaña firme y fuerte es la fe, y entre medias se encuentra el pueblo que a veces duda... ¡y otras cree!




- Verde que te quiero verde, verde viento, verde rana... 
-¡Rama!
- Que no, déjame cantarte mi amor a mi manera
 (replicó el príncipe destronado que se arrastra por el suelo buscando agua)




     Cae la tarde y empieza el coro en la charca: -"¡sapitas, venid!"- "¡ranitas, a mí!"- se escucha cantar a los machos anfibios sobre el agua, inflando carrillos y gargantas...







Ya se pone el sol por Peñacuerno... ¡Adiós Rey Estrella! ¡Hasta mañana, si Dios lo desea!

Si en el último momento, arde el cielo y el rojo brilla... ¡mañana, buen día!






















4 comentarios:

  1. Qué maravilla...no todos ven tantas cosas en un paisaje. Gracias!
    Fdo: Otra bióloga, Dori

    ResponderEliminar
  2. La penúltima foto: lugar indicado momento indicado o mucho esfuerzo y tiempo de espera?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estaba a rebosar la charca de sapos corredores croando... sólo tuve que fijar un objetivo y esperar a que hinchara al máximo la garganta ;)

      Eliminar