Sergio de Carabias

Sergio de Carabias

domingo, 2 de noviembre de 2014

Paso de Grullas por Todos los Santos


Grupo de grullas sobrevolando el Nordeste de Segovia
rumbo al Sur con la Sierra de Ayllón al fondo.


     Ayer día uno de Noviembre, festividad de Todos los Santos, amanecí junto a mis amigos de La Robliza, Xavi y Mar, a orillas del Embalse de Linares. El motivo era que la tarde anterior, José María, vecino del encantador pueblo de Maderuelo, había visto y fotografiado un bando de varias grullas en el pantano. Un hecho nada excepcional, pero sí poco frecuente que, por tanto, ¡había que aprovechar!

Grupo de diecisiete Grullas "Grus grus"
descansando en el Embalse de Linares.
Autor José María García Arrés.

Maderuelo, con el Embalse de Linares a sus pies,
considerado uno de los pueblos más bonitos de España.



     Tras una inspección del embalse, constatamos con pesar que las grullas ya no estaban, y es que es bien sabido que, con las primeras claridades del nuevo día, suelen alzar el vuelo para continuar su maratoniano viaje que comenzó hace varias semanas en alguna pradera de Alemania para alcanzar las dehesas extremeñas o lagunas manchegas.

     Ya nos íbamos rumbo a censar las avutardas del Nordeste de Segovia cuando, a la otra orilla del embalse, vimos una diminuta silueta que agitaba su brazo al aire y que, como más tarde nos hizo saber, no es que nos estuviera saludando sino que nos avisaba de que las grullas ya no estaban... Efectivamente, se trataba del simpático José María que también había madrugado en un intento de repetir su inolvidable experiencia de la tarde anterior.

      Fuimos en su búsqueda con el todoterreno y al invitarle a acompañarnos a buscar avutardas se apuntó con gran ilusión. Así es cómo empezamos el paseo por los campos de cereal, algunos de los cuales se encontraban  recién arados y sembrados y otros, incluso, ya brotados con esas variedades de trigos de invierno. El sol empezaba a calentar en ese último día que nos regalaba de verano tardío.


Campos del Nordeste de Segovia con la Serrezuela al fondo
y Peñacuerno despuntando con sus molinos de viento.

     Varios Trigueros soleándose en un rosal silvestre y multitud de Calandrias persiguiéndose en frenéticos vuelos nos iban acompañando por esos caminos hasta que tres Ortegas "Pterocles orientalis", o Churras, como nos indicó el experto Xavi que son denominadas en otros lugares de la Península por su reclamo onomatopéyico, levantaron el vuelo a pocos metros de nosotros. Nos tiramos de los pelos por no haber podido disfrutar la observación en condiciones, sin saber que aquella jornada nos deparaba una grata recompensa: ver otros dos numerosos bandos de Ortegas.

Grupo de siete Ortegas "Pterocles orientalis"
En las proximidades, había otras tres.



      Al hacer una parada para escudriñar los campos, Xavi dio la voz de alarma: un grupo de avutardas despuntaba en el horizonte. Mientras todos íbamos pasando por el telescopio, a Xavi le asaltó la duda a la cabeza: "¿Cómo avutardas? ¡¡¡Son grullas!!!". Cierto era que su grácil y esbelta silueta no daba lugar a dudas para la confusión. Sin embargo, la enorme distancia y la predisposición a encontrar esteparias nos habían traicionado... Daba la impresión de que aquella magnífica jornada que había empezado con las grullas fugadas tendría algún detalle memorable con nosotros...


Grupo de quince Grullas "Grus grus" despuntando en el horizonte.

      Pusimos rumbo a la loma de las grullas pero, en vez de toparnos con ese grupo de 15, fuimos a dar con otro de 12 refugiado en una vaguada.


Grupo de doce Grullas "Grus grus"
con cazador al fondo.

      Una vez más, fue Xavi quien nos advirtió de que delante del grupo de Grullas se encontraban otras cuantas Ortegas casi invisibles con su mimético plumaje.
   
Tres Ortegas "Pterocles orientalis" delante del grupo de Grullas "Grus grus"

Grupo de seis Ortegas delante de las Grullas.

     Una lástima que aquel día no estuviéramos solos en el campo los que gustamos de observar la naturaleza sin sangre de por medio... Varios cazadores hacían de las suyas a tiros por el entorno. 

Persecución entre perro cazador y corzo
con el Pico del Lobo al fondo.

     Era bien notorio que los corzos aquella mañana se encontraban más que intranquilos. Prueba de ello fue la multitud de ejemplares que vimos en el mismo medio de los campos, seguramente, en busca de una mayor amplitud de miras para su propia seguridad.

Corza saltando con Riaguas de San Bartolomé al fondo.

Joven macho y dos hembras de Corzo tumbados sobre el rastrojo.

Grupo de Corzos "Capreolus capreolus" con dos jóvenes machos y tres hembras
atentos a los tiros

     Entre tanto corzo, el ojo experto de Xavi dio con las ansiadas avutardas; en esta ocasión, un grupo de cinco hembras con sus pollos. Toda una maravilla constatar la reproducción de esta grande de las estepas en nuestra querida comarca del Nordeste de Segovia.

Grupo de cinco Avutardas "Otis tarda" coronando la loma.


     Antes de dar por finalizada tan provechosa mañana, descubrimos en un barbecho esta curiosa plantita de Sandía del diablo, también llamada Sandía amarga o Sandía de lobo. Aunque se arrastra y fructifica como una sandía, no pertenece al género de las sandías (Citrullus) sino al de los melones y pepinos (Cucumis).

Sandía del diablo "Cucumis myriocarpus"

Detalle del pinchudo fruto
de la Sandía del Diablo "Cucumis myriocarpus"


     En definitiva, una mañana insuperable que no hubiera podido ser lo mismo sin la maravillosa compañía de José María, Mar y Xavi. A ellos tres vaya dedicado este recordatorio en sincero agradecimiento.



4 comentarios:

  1. Menudo día tan bueno que echaste y que bien escrito que está. Desconocía que esa zona de Segovia albergara tanta riqueza, grullas, avutardas, corzos y ortegas...

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    1. Efectivamente, Isma, se trata de nuestro gran secreto... un secreto que, por otra parte, conviene dar a conocer para que sea disfrutado por todos y, lo más importante, bien conservado también entre todos!!!

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    2. Interesante artículo y preciosas fotos

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