Habían pasado tres horas ya desde la puesta del Sol y la Luna llena bañaba la tierra con su luz clara y brillante. Mientras cenábamos poroto con mandioca y zocote, una pequeña cosa cayó del cielo con gran estrépito, como arrojada con fuerza, sin cuidado ni mesura. Cuando nos acercamos, descubrimos un extraño ser con un gran cuerno y del color de las hojas secas. Al ir a cogerlo, desplegó sus alas pardas mostrando bajo ellas el oscuro manto celeste con dos grandes lunas bañadas en sangre. Nunca antes habíamos visto nada parecido...
Cathedra serrata |
Al instante, sonaron con potencia las Caracolas de Plata que nos convocaban con urgencia a la Gran Explanada del Templo. Allí acudimos todos en masa, niños y ancianos, mujeres y hombres, sobrecogidos por esa llamada en medio de la noche. Los Sumos Sacerdotes desde lo alto de la torre dirigían sus manos al cielo mientras entonaban cánticos con mensajes de ayuda y protección.
El Jaguareté Hovy había comenzado a engullir a nuestra hermana Luna... Cuando la oscuridad fue total y sólo se intuía un ardiente cerco rojo de sangre, tuvimos miedo de perderla para siempre y comenzamos a gritar y lanzar piedras y flechas para espantar al jaguar. Sólo cesamos cuando la hubo escupido por completo y la luz volvió de nuevo a iluminar la noche y nuestros corazones y almas.
Me encanta el relato!! Y el bichito es precioso con ese cuerno!! Se sabe lo que es? En serio cayó anoche mientras cenabais? Muy oportuno, sí señor!! Un beso!!
ResponderEliminar¡Una foto impresionante!
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