miércoles, 25 de febrero de 2015

Santuario de Flora y Fauna LOS FLAMENCOS



     La monotonía de los cielos azules que cubren la desértica Guajira Colombiana se ve interrumpida, de vez en cuando, por decenas de flamencos que, como llamaradas al viento, tiñen de naranjas y rosas el horizonte repitiendo el milagro del Ave Fénix, que ya los romanos descubrieran... 

Grupo de flamencos arrancando a volar.

     Como un príncipe calzando zancos, se pasea el señor de la laguna con elegancia y majestuosidad. Su aparente fragilidad camufla la resistencia y la fuerza que le permiten vivir al pájaro rosa en ese inhóspito ambiente de sol y sal...


El Príncipe Rosa "Phoenicopterus ruber"


     Detrás de la muralla de manglar que circunda las dos lagunas, crece una vegetación austera y pinchuda compuesta por cactus y acacias que deja paso a la arena y sólo arena...

Destaca la cantidad de desperdicios, especialmente plásticos,
"atrapados" en el entorno a merced de los fuertes vientos del lugar.

     Y es que la Península de La Guajira se trata del área más seca de toda Colombia. La exposición a los fuertes vientos que llegan del Mar Caribe sumado a la ausencia de relieve que intercepte la nubosidad, son responsables del clima desértico imperante.

Península de La Guajira en rojo
y Santuario de Flora y Fauna "Los Flamencos" (punto azul)

     No sólo los flamencos acuden a este oasis de vida en medio del desierto. Los pelícanos y varias especies de gaviotas y charranes también llegan por cientos a estas aguas para satisfacer sus necesidades.



Gaviotas y charranes junto a Pelícano "Pelecanus occidentalis"


     También las zancudas cuentan con buena representación: garzas, espátulas e ibis arponean y pinzan todo pez o crustáceo desatento...

Ibis Blanco adulto "Eudocimus albus"
capturando cangrejo.

Garcetas grandes "Ardea alba"
 junto a Ibis blanco adulto "Eudocimus albus"

De izquierda a derecha: grupo de pelícanos adultos e inmaduros,
Espátula "Platalea ajaja", pelícano adulto, ibis blanco adulto, Garceta nívea "Egretta thula",
ibis blanco juvenil, pelícano adulto y dos ibis blancos adultos


     Por las pistas del cielo, se deslizan las fragatas: los machos, con las gargantas rojas y las hembras, pálidas.


Fragata real macho "Fregata magnificens"


Fragata real juvenil


La Fragata, el ave murciélago.



     El Santuario de Flora y Fauna "Los Flamencos" abarca dos lagunas interiores costeras de parecida extensión que, sin razón aparente en el primer caso, reciben el nombre de "Laguna Grande" y "Laguna del Navío Quebrado". Esta última sí encuentra mayor sintonía con la realidad ya que se dice que, durante la Conquista, un navío español encalló al adentrarse en sus poco profundas aguas...


Don Belisario Sergio, patriarca Wayúu,
muestra sus propios mapas de sendas lagunas.


     Las aguas salobres y poco profundas de las lagunas constituyen el hábitat idóneo para la cría del camarón que, en época reproductiva, llega desde el mar abierto para desovar. Se trata de un recurso alimenticio de gran valor que tanto aves como hombres se centran en aprovechar.


Pescador de camarones lanzando su red al agua.

Los rostros debidamente cubiertos con gorras y pañuelos
evitan las abrasiones y quemaduras del indolente sol y salitre.

El niño pescador


Barca con turistas


     En torno al par de lagunas existen varios asentamientos de gentes humildes que viven de la pesca del camarón. En estas familias abundan los niños y pequeños que, con el agua a la misma puerta de sus casas, tienen la diversión más que asegurada.



La felicidad del baño.

Aprendiz de acróbata y marinero


domingo, 22 de febrero de 2015

La amenaza real de la Cotorra Argentina


     En los últimos años, conforme la colonia de Cotorra Argentina de la ciudad de Madrid se ha incrementado espectacularmente, mucho se ha hablado y opinado sobre los efectos de esta especie introducida... Los daños que producen sobre el arbolado público, la interacción negativa y positiva que ejerce sobre otras especies de aves, las molestias que causan con sus gritos y reclamos, la suciedad bajo sus nidos... son algunos de los aspectos problemáticos de que se les acusa. 

         Sin embargo, la amenaza real de la Cotorra Argentina está en sus nidos que, pudiendo llegar a alcanzar grandes pesos, penden sobre las ramas de los mismos árboles que en los últimos meses vienen desplomándose sobre la vía pública a causa de su mal estado de conservación para riesgo de los transeúntes...

          Si bien es cierto que el propio Ayuntamiento de Madrid efectúa de vez en cuando desnides cuando reciben la llamada de algún vecino preocupado o los técnicos así lo determinan, todavía son muchas las situaciones de peligro existentes en nuestros parques y jardines.

           Como resultado del censo que el año pasado realicé, pude dar con varios casos en los que algunos nidos de grandes dimensiones resultan ser una seria amenaza para los vecinos que a diario frecuentan algunos parques y calles de Madrid.
     


Gran nido sobre Cedro
en el Parque Carlos Arias Navarro.

        En el distrito de Hortaleza, fue donde encontré los dos nidos de mayores dimensiones que entrañaban un riesgo intolerable al situarse justo a pico de sendos caminos con un discurrir continuo de personas.



Enorme nido en Plátano de sombra
en el que el riesgo es más que evidente...





     No sólo existen casos de nidos suspendidos en el vacío sobre calles y aceras, algunos también amenazan el tráfico de vehículos...

Grandes nidos de cotorra sobre Plátanos de sombra
en las inmediaciones de Lago, Casa de Campo.

Grandes nidos de Cotorra sobre Plátanos de sombra
en las inmediaciones de Lago, Casa de Campo.



Grandes nidos de cotorra sobre "Acer negundo"
en las inmediaciones de la M-30 a su paso por Casa de Campo.


Grandes nidos de cotorra en Cedro
sobre los cables del teleférico de Madrid



     Ojalá nunca jamás haya de suceder pero, con esta breve muestra del gran abanico que existe de nidos que amenazan peligro, es cuestión de tiempo que un día ventoso u otoñal después de un verano seco, una rama quiebre bajo el peso de un gran nido y alguna persona resulte perjudicada... Sólo entonces los medios de comunicación dirigirán sus miradas a esta realidad para llevarla a noticia de portada y, sólo entonces, también, los responsables políticos se molestarán en tomar medidas tajantes y severas.










jueves, 19 de febrero de 2015

Crónicas de una caída anunciada



     En el último año han sido noticia las caídas de árboles en Madrid por su considerable incremento en número y, lo más trágico, por haber provocado la muerte a varias personas...

     Ayer mismo, miércoles 18 de febrero, caía el último de ellos: un gran Pino Carrasco "Pinus halepensis" en El Calero, el parque de mi barrio, afortunadamente, sin tener que lamentar víctima alguna pese a aplastar un banco.

    Esta mañana, los trabajadores del Ayuntamiento se afanaban por retirar el gran árbol y también por cortar otros próximos que amenazan caída.




     A ningún vecino puede extrañarle este accidente. De hecho, resulta sorprendente que haya tardado tanto en desplomarse un árbol en un parque en el que abundan los ejemplares con un ángulo de inclinación respecto al suelo, en ocasiones, ¡inferior a los 45º!


Pinos carrascos "Pinus halepensis" peligrosamente inclinados
en el interior de un parque infantil.



Pinos carrascos inclinados sobre bancos.




¿Qué futuro puede esperarle a un árbol
que baila así de bien la conga?


     La ciudad de Madrid destaca por el rico y abundante patrimonio arbóreo de que goza, comparado con otras capitales del mundo. Particularmente a principios de los 90, siendo concejala de Medio Ambiente Esperanza Aguirre, se plantaron muchas aceras y parques de la ciudad. Por ejemplo, la mayoría de los plátanos de sombra que escoltan las calles son de aquel entonces y se les colocó a los pies de su tronco una plaquita con el nombre de un niño nacido en el 1990 o 1991. Precisamente yo mismo he de tener un árbol dedicado que, sin embargo, jamás he localizado...

     Lo que yo no puedo concebir es entender al árbol como un mero elemento urbanístico, igual que una farola, una papelera o una parada de autobús, y plantarlo y cortarlo al antojo de las necesidades del momento. Un árbol, por mucho que no grite ni corra, sigue siendo un ser vivo que nace, crece, respira... un ser vivo con pleno derecho a la vida. Cortarlo, es decir, matarlo, debería ser la última solución.


Pinos carrascos inclinados con las horas contadas...
Parque El Calero.

     Los árboles necesitan de un mínimo mantenimiento desde que son plantados que vele por su correcta posición vertical y desarrollo de las ramas. No basta con introducir el cepellón de raíces en el suelo y dejarlo crecer a su aire por años. Además, la mayoría de las veces, las agresivas podas practicadas son la causa del debilitamiento general del árbol, la entrada de infecciones y podredumbre y, en consecuencia, la caída de ramas y tronco... Es responsabilidad del mismo Ayuntamiento que alegremente planta árboles, garantizar su crecimiento sano y vigoroso aportando los medios y la dedicación necesarios, y una correcta formación de los jardineros. Aunque, como tantos aspectos en la vida, basta con tener un mínimo de sensibilidad y atención hacia los amigos árboles para intuir y saber qué cortes pueden afectarle positiva o negativamente...



Efectos nefastos de una pésima poda practicada a una acacia. El Calero.


     Con frecuencia, cuando paseo a la sombra de los parques de Madrid, me entretengo en imaginar  cómo podría podarles de la mejor manera... Cada primavera, disfruto plenamente con las tijeras de podar practicando en mis árboles, arbustos y rosales y también en los de los amigos que confían en mi criterio autodidacta... A ver si para las próximas semanas, ¡le dedico una entrada a mis "pacientes hojados"! Para mí, podar, igual que tantas otras tareas del jardín, resulta una de las actividades más relajantes que conozco...



martes, 17 de febrero de 2015

El despertar de los sapos


     Alrededores de Madrid, una tarde de mediados de febrero. Hace días que las temperaturas han comenzado a estabilizarse: los peores fríos del invierno han pasado... Llovizna a ratos y, en el interior de sus refugios bajo tierra, los anfibios sienten el celo que les llama a despertar.

Sapo corredor "Bufo calamita"

     A menos de 40 km de la ciudad, la Naturaleza encuentra suficiente espacio para desarrollarse en todo su esplendor. Atardece y el agua aprovecha los últimos instantes para reflejar la vegetación amiga mientras el horizonte se tiñe de tonos cálidos, pálidamente todavía...

Hábitat natural con los rascacielos de Madrid al fondo.

Vista panorámica que abarca la diversidad de hábitat:
frondosos jarales con jóvenes encinas, cárcavas erosionadas y charcas.

     A lo lejos se escucha al primer Sapo Partero silbar: el concierto queda inaugurado. Los machos de Corredor salen de sus escondrijos y se lanzan al agua para sumarse al coro de croares un rato después.

Sapo corredor "Bufo calamita" con Madrid al fondo.

Sapo corredor "Bufo calamita"
camino de la charca.

    En el agua, los machos de Sapo corredor se desviven por atraer a las hembras croando. Sólo encontramos un afortunado galán conquistador con pareja...

Amplexo axilar de Sapo corredor "Bufo calamita"

     El Sapo de espuelas quiso también aparecer aquella noche de estreno, "calzando" sus mejores atributos: los mismos espolones que le dan nombre. Negros y de naturaleza córnea, aparecen tanto en machos como en hembras y le permiten enterrarse para el letargo durante los periodos de inactividad.

Sapo de espuelas "Pelobates cultripes"

Detalle de las espuelas "Pelobates cultripes"

     Después de un rato ameno e interesante, cuando el frío se introdujo con maña entre abrigos y botas, decidimos poner rumbo a un lugar más templado en el que cenar.

Antón mostrando el camino de regreso


Junto al amigo Antón al comienzo de la tarde.



domingo, 15 de febrero de 2015

El Mamo y su pueblo Kogui



     En la intrincada y abrupta Sierra Nevada de Santa Marta, todavía habita una cultura milenaria ancestral que lucha por mantener vivas sus costumbres y tradiciones, heredadas de generación en generación a través del transcurrir de los tiempos: los Kogui.



Mamo Kogui

     Los Kogui siempre han mantenido una estrecha relación con las cumbres de la Sierra de Santa Marta, especialmente con los picos nevados a los que consideran el centro del mundo. Sin embargo, solían habitar los valles y zonas bajas donde la vida cotidiana puede transcurrir más fácilmente, sin el cansancio que provoca tener que superar las continuas pendientes. Con la llegada de los españoles hace 500 años, subieron en altitud tratando de evitarlos; argucia que, sin duda alguna, les valió la vida.

"Y porque si hay algún paraíso terreno en estas tierras de indios parece ser éste... 
Está todo coronado de altas cumbres... todas sus cuchillas quebradas 
de dulcísimas aguas de oro que como culebras de cristal se deslizan de sus cumbres 
hasta lo profundo del valle... poblados de crecidos pueblos de indios que se veían todos
 de todas partes de sus laderas con agradable vista, los más, de mil casas..."
Fray Pedro Simón, 1627

Típica choza circular en Pueblito Kogui.

Vista aérea de Ciudad Perdida.
Para dominar la empinada topografía se construyeron terraplenes, escaleras, patios enlosados
y terrazas con basamentos de piedra para construir las viviendas, caminos y puentes.
Una de las amenazas actuales para los pueblos Kogui es la explotación turística que,
 como en el caso de Ciudad Perdida y Pueblito, deben soportar la presión de visitantes todos los días del año...
Foto Museo del Oro de Santa Marta.


     Hablan una lengua propia, emparentada con otras de Centroamérica. Hombres y mujeres jamás se cortan el cabello desde el momento de su nacimiento: el pelo largo les ayuda a conectar con la Madre Naturaleza. Visten prendas de algodón que les confiere el mismo color que la nieve. De hecho, los hombres se colocan sobre sus cabezas copetes, también blancos, a imagen y semejanza de las sagradas cimas nevadas.

Hombres Kogui con sus vestimentas típicas de color blanco.
Foto Rafael Mojica. Museo del Oro de Santa Marta.

     Sus rasgos faciales se caracterizan por presentar abultados mofletes, ojos rasgados y el lacrimal oculto por el párpado superior, todo ello herencia de sus ancestros asiáticos.

Pueblo Kogui de Bunkuangega en el territorio ancestral del pueblo Wiwa, cuenca del río Badillo.
Foto Rafael Mojica. Museo del Oro de Santa Marta.

      En la actualidad, viven casi parados en el tiempo, siglos atrás. Alguna olla de acero o plato de porcelana  rompe, de vez en cuando, la autosuficiencia por la que se rigen, así como el único teléfono móvil que comparte toda la aldea.

Madre e hijo Koguis.


     El Mamo es la figura principal para los Kogui, sobre él recae el peso de la guía espiritual de su pueblo. Para tan importante misión, el Mamo recibe un estricto y llamativo proceso de formación. El que ha de ser futuro Mamo es elegido a la edad de cuatro años por otro Mamo mayor que ha visto en él un algo especial... Desde ese momento, el niño es llevado a una cueva próxima a la cima, la kankurua, de donde no saldrá mientras sea de día y luzca el sol... ¡en los próximos 20 años! De esta manera, habitando por tanto tiempo en el mundo de las sombras y la oscuridad, desarrollará una sensibilidad especial que le permitirá establecer contacto con las fuerzas del universo. Para el Mamo existe un animal al que profesa particular devoción y cuyos hábitos sigue para lograr alcanzar la sabiduría: el murciélago.


"En cualquier actividad que hagamos como tumbar un árbol, cazar un animal, sembrar, 
recoger una cosecha, construir una casa o un puente, 
debemos hacer rituales de "pagamento" para pedir permiso a los dueños espirituales. 
Si no lo hacemos, las consecuencias son muy graves: 
enfermedades, conflictos, sequías, inundaciones, derrumbes o incendios...
Nuestros sitios sagrados no pueden desaparecer, no pueden ser violados.
 Sin ellos no hay fundamento, no hay leyes ni normas para guiarse."
Mamo Kogui



Mamo y su esposa.
Destaca el carrillo abultado del hombre, señal inequívoca de estar mascando hojas de coca,
acción que recibe el nombre de "mambear", sólo practicada por el género masculino
y asociada a rituales mágicos y espirituales.

Foto Rafael Mojica. Museo del Oro de Santa Marta.

     Los Kogui se mostraron en todo momento muy reticentes a ser grabados, filmados o fotografiados. Quede para el recuerdo aquel simpático malentendido en que Eduin le preguntó al Mamo si le podía grabar mientras hablaba a lo que respondió amablemente con varios "sí, sí" muy efusivos. Sin embargo, fue ver la cámara y cambiarle el semblante para sentenciar: "no vídeo ni fotos". Era evidente que el buen hombre no dominaba la lengua castellana al completo... He de confesar que yo sentí la obligación de no marcharme de allí sin al menos poder inmortalizar a aquel ser humano excepcional. Dos robados le conseguí sacar disimulando con un precioso pavo macho que andaba a su lado.

     El hijo del Mamo finalmente cedió, más por aburrimiento de escucharnos que por convicción, en sacarse fotos con todos los que se lo pedimos.

Hijo del Mamo Kogui junto al autor de este blog.

     Este fabuloso contacto con el pueblo Kogui no hubiera sido posible sin el admirable trabajo de Eduin que logró movilizar los contactos oportunos para hacerlo posible dentro del programa de la Ruta Inka 2014, por lo que siempre le estaremos profundamente agradecidos.


     El encuentro con el Mamo Kogui fue emocionantísimo e inolvidable: tener enfrente a una persona que ha pasado 20 años viviendo en la oscuridad hechiza a cualquiera... su ritmo pausado y solemne al hablar y sus ademanes firmes y decididos enmarcaban una profunda sabiduría y respeto por la Madre Naturaleza, principios que me impresionaron por lo abandonados y dejados que actualmente se encuentran en "el mundo desarrollado"...


Foto de grupo en la poza Kogui.