A diez minutos en barca desde Fadiouth, la Venecia Senegalesa, encuentran reposo sus vecinos difuntos enterrados bajo montañas de conchas vacías que, a lo largo de los años, han tirado allí los pescadores acumulándose ahora por montones.
Unos cuantos enormes baobabs hunden sus raíces en el manto blanco de conchas hasta llegar a los huesos que custodian y protegen como solemnes guardianes de verde uniforme.
Se extienden por la isla las elevaciones de carcasas huecas e inútiles como jaulas vacías de las que ya escapó su ave cantora. Y a metro y medio reposan ahí abajo, las conchas besando el hueso a través de los tiempos, calcio sobre calcio, que otrora fue sostén y cobijo de vida.
Aunque la población de Fadiouth es mayoritariamente cristiana, como atestiguan las cruces de sus tumbas, también tienen cabida en su cementerio fieles de otras creencias y confesiones, unidos por igual en la muerte.
Tumbas de fieles musulmanes. |
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