Dicen que Uzbekistán es un país de té y algodón, de Alí Babá y otros cuentos, de azules minaretes que como altas fuentes se elevan hacia el cielo anunciando el oasis en medio del desierto; pero para mí es mucho más que todo eso: Uzbekistán son mil vivencias de ensueño y la astilla de la morera centenaria que me llevo clavadas en lo más adentro...
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