Doscientos años antes de que se tuvieran noticias de la Isla de Nueva Zelanda en la Vieja Europa a mediados del s. XVIII; hacia 1515, fue visto el primer Kiwi en España. Tal mérito se lo debemos a El Bosco que, si bien no fue un explorador ni naturalista al menos en el sentido estricto, sí dio sobradas muestras de serlo en el ámbito de la creación pictórica a la que honró con un estilo propio y reconocible, nunca visto hasta entonces, y continuas referencias a los valores naturales.
El primer Kiwi visto y pintado en Europa. Aumento inferior derecho de "El carro del Heno" El Bosco (hacia 1515), Museo Nacional del Prado. |
El recorte superior pertenece a la obra "El carro del heno" dedicada por entero, ni más ni menos, que al Pecado. La tabla izquierda del tríptico narra el origen del Pecado en el Ángel Caído, es decir, el mismo Diablo, y en la tentadora Eva que arrastra al inocente Adán con la famosa manzana. Cuentan los entendidos que la tabla del centro responde a un refrán flamenco que dice: "El mundo es un carro de heno y cada uno coge lo que puede" aunque para ello, haya que recurrir a ejercer alguno de los pecados capitales como el robo o el asesinato... Por último, la tabla de la izquierda ilustra con crudeza los castigos que les esperan a los pecadores y es ahí precisamente, donde aparece nuestro simpático protagonista de hoy: el kiwi.
"El carro del heno." El Bosco (hacia 1515), Museo Nacional del Prado. |
¿Qué querría decir El Bosco incluyendo a esta inofensiva avecilla en la más oscura y tenebrosa de las tres tablas? Y lo más inquietante... ¿cómo es posible que El Bosco lo pintara tan acertadamente sin tener modelo alguno? ¿Acaso lo imaginó? ¿lo soñó? ¿o tuvo algún contacto secreto con Nueva Zelanda? Se trata de un misterio irresoluble de los tantos, tantísimos, que acompañan la leyenda de este enigmático pintor...
Ahondando en la historia del género "Apteryx" (sin alas), se sabe que el primer ejemplar disecado de Kiwi llegó a Europa a inicios del s XIX. Poco después, en 1851, el zoológico de Londres se conviritó en el primero en albergar un ejemplar de Kiwi vivo.
La entrada de hoy surge como inspiración tras la interesantísima visita al Museo del Prado desarrollada dentro del programa del reciente XXII Congreso de la SEO, y que dirigió el experto Joaquín Gómez Cano, autor del recomendabilísimo libro "Las Aves en el Museo del Prado".
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