domingo, 30 de marzo de 2014

Sustratos de nidificación de la Cotorra Argentina en la ciudad de Madrid


      La Cotorra Argentina, como especie exótica e invasora que es ya en muchas ciudades del continente europeo, siempre a consecuencia del ser humano, en su proceso de adaptación a este nuevo hábitat, construye sus nidos sobre distintos soportes, en su mayoría árboles (aunque también estructuras de origen antrópico como tendidos eléctricos y antenas), atendiendo a las diferentes especies predominantes en cada ciudad.

      Así, por ejemplo, en Madrid, lo más habitual es encontrar sus nidos sobre Cedros del Himalaya, especie muy utilizada en los parques y jardines de la capital por su elegante porte, rápido crecimiento y resistencia a la contaminación. Además, sus fuertes ramas y acículas perennes le brindan la seguridad y protección que busca para emplazar sus nidos.

     Otra condición, que suele ser decisiva para el asentamiento de los nidos, especialmente en aquellas zonas de reciente expansión, es la existencia de una verja o valla perimetral que impida el tránsito de las personas bajo la colonia.

Cotorra Argentina "Myopssitta monachus"
a la entrada de su nido en un cedro del Parque Enrique Tierno Galván.

      Los nidos suelen localizarse en las ramas más altas del Cedro siguiendo, en muchas ocasiones, el curso de su extremo apical a lo largo del tronco.

Nido sobre Cedro del Himalaya a lo largo del tronco
en los Viveros Municipales de Casa de Campo
(perímetro tapiado e interior de acceso restringido).
     También es habitual encontrar los nidos en los extremos de las ramas más altas y largas.

Nidos sobre Cedro del Himalaya
en el extremo de las ramas más altas
en el Parque de San Isidro.

     En aquellos parques en los que la densidad de cotorras es muy elevada, como sucede en los distritos de Carabanchel y Latina, algunos ejemplares de cedro se debilitan profundamente luciendo un aspecto pobre y medio seco a consecuencia de la pérdida de follaje que le producen las cotorras en su continuo aporte de ramitas al nido. 

Nidos sobre Cedro del Himalaya debilitado,
 muy posiblemente a causa de las cotorras,
en el Parque Emperatriz María de Austria.

     En aquellos casos en los que el cedro muere por enfermedad, vejez o cualquier otra causa, las cotorras abandonan sus nidos para buscar un nuevo emplazamiento. Un árbol seco, además de la desprotección frente a la lluvia y la insolación, resalta demasiado los nidos en el horizonte para intranquilidad de sus inquilinas...

Nido abandonado sobre Cedro del Himalaya seco
en el Parque Tres Cruces
   

     Siguiendo con las Gimnospermas, se han encontrado varios nidos sobre Pino Carrasco y, de forma excepecional en una única localización, sobre Ciprés, el sustrato mayoritario empleado por las cotorras en Palma de Mallorca.

Nido sobre Pino Carrasco "Pinus halepensis"

Nidos sobre Cipreses
en el Parque Tres Cruces.

Detalle de la entrada al nido sobre Ciprés.



     Pese a la actual prevalencia de los Cedros como sustrato de nidificación en Madrid, la primera colonia reproductora de Cotorra Argentina que se estableció allá por el 1993, según registros de Barrio y de Juana, lo hizo sobre varios plátanos de sombra de la Casa de Campo. La feroz poda a la que se han visto sometidos, ha provocado la formación de auténticas plataformas sobre las que las cotorras han podido asentar sus nidos, que alcanzan dimensiones descomunales en ocasiones.


Nido sobre plátano de sombra



     Otros árboles de hoja caduca que suelen ser utilizados con relativa frecuencia por la Cotorra Argentina para la construcción de sus nidos son el Olmo Siberiano, el Fresno, el Arce Negundo, el Álamo Blanco o la Acacia del Japón.


Nido sobre Olmo Siberiano "Ulmus pumila"
cargado de semillas.

Nido sobre "Acer negundo"
con brotes y amentos junto a la M-30.

Nido sobre Fresno "Fraxinus angustifolia"
recién brotado en la Casa de Campo.

Nido sobre Álamo Blanco "Populus alba"
fructificando.

Nido sobre Acacia del Japón "Styphnolobium japonicum"
con los primeros brotes y las antiguas vainas de pequeño tamaño
junto a la M-30.

Nido sobre Acacia de Tres Espinas "Gleditsia triacantho"
de hojas, vainas y espinas de mayor tamaño que la del Japón,
junto a la M-30.


     Retomando los casos excepcionales, destaca una colonia de más de diez nidos sobre varios eucaliptos de un patio de vecinos que linda con el Parque del Cerro Almodóvar.

Nidos sobre Eucalipto
en recinto vallado.

Detalle del nido sobre Eucalipto
con su típica corteza desprendiéndose en tiras

Nidos sobre eucalipto
aprovechando la hiedra

     En los Viveros Municipales de Casa de Campo destacan los nidos construidos sobre una añosa y desgarbada quercínea de gran porte.

Nido sobre quercínea
en los Viveros Municipales de la Casa de Campo.

Detalle del nido sobre la quercínea
que se encuentra en floración.

     Por último, se ha encontrado una pequeña colonia de nidos aprovechando las hojas secas de una palmera, soporte mayoritario en la ciudad de Barcelona.

Nido sobre Palmácea "Washingtonia filifera"
en la zona de Torre Arias


     Así pues, hay constancia de que en la ciudad de Madrid las cotorras argentinas nidifican sobre doce tipos diferentes de sustrato arbóreo, siendo mayoritario el Cedro del Himalaya (Cedrus deodara), seguido a mucha distancia del Plátano de sombra (Platanus x hispanica) y el Olmo Siberiano (Ulmus pumila) y también, de forma esporádica, el Fresno (Fraxinus angustifolia), el Arce Negundo (Acer negundo), el Álamo Blanco (Populus alba), la Acacia del Japón (Styphnolobium japonicum), la Acacia de Tres Espinas (Gleditsia triacanthos) el pino carrasco (Pinus halepensis), el ciprés (Cupressus sempervirens), el eucalipto (Eucaliptus spp), una quercínea (Quercus spp) y una palmácea (Washingtonia filifera).


     Además, se ha descubierto una colonia de diez nidos sobre un sustrato no vegetal, de origen antrópico.


Nidos sobre pérgola metálica
en el parque de Vía Carpetana.

     Queda clara la suma versatilidad que nuestras chillonas protagonistas muestran a la hora de emplazar sus nidos en los que traerán al mundo sus nuevas generaciones. Especialmente preocupante resulta su adaptación a sustratos de origen antrópico, por las pérdidas económicas que puedan causar al interferir en ellas y poder dañarlas, y también a aquellas especies vegetales propias y naturales de la Península Ibérica, particularmente a las encinas, robles, chopos... pues una vez que en las ciudades hayan alcanzado su máximo poblacional y decidan salir al campo, no habrá quien las pueda detener en su avance y conquista del medio natural.




martes, 25 de marzo de 2014

Las espátulas de Meco


     Cuando ya creíamos tener la primavera en el bolsillo
 resulta que llegan de nuevo el viento y el frío 
obligando a nuestros migrantes amigos
 hacer un alto en el camino...

    Por tal motivo, precisamente, este grupo de simpáticas espátulas se ha echado a tierra con notoria prisa y sin mucho miramiento yendo a buscar calma y refugio en la desvalida laguna de Meco.



     Ninguna figura de protección defiende a la laguna de Meco de las tropelías que sufre. Los cartuchos gastados se esparcen por doquier en las orillas y los escombros y otros desperdicios se acumulan en los alrededores. Tampoco ayuda al reposo del lugar las continuas voces que se escuchan por megafonía provenientes de la cercana prisión, ni mucho menos el continuo tránsito de camiones que regentan el polígono industrial adyacente.

     Por si fuera poco, los caminos que circundan la laguna son visitados asiduamente por paseantes y deportistas que, sin quererlo ni saberlo, provocan molestias a la fauna. Tal es el caso del grupo de espátulas protagonista de hoy que levanta el vuelo cuando se espantan las dos garzas, más temerosas y huidizas debido a la presión que sufren por pescadores y otros escopeteros aficionados, al ver acercarse un grupo de corredores al otro lado de los tarays.

Espátulas, Garzas reales y Cigüeñuelas.

     Tras dar varias vueltas a la laguna en el aire, deciden aterrizar junto a un grupo de tranquilas cigüeñas que mojan sus patas en el agua con calma. La diferencia de tamaño entre ambas especies es notoria, detalle éste que desconocía al imaginarlas de parecida talla...

Espátulas y Cigüeñas.

     Mientras las Cigüeñas se dedican a pasear entre juncos y carrizos, las Espátulas apenas sí se mueven para acicalarse las plumas o probar meter el pico en el agua y encontrar algún aperitivo. Es bien claro el cansancio y agotamiento que arrastran...




     Esta noche dormirán a 30 km de la Puerta del Sol y mañana, si los vientos amainan, proseguirán su camino rumbo hacia el Norte, quién sabe si con destino Holanda u otro país todavía más lejano. Visten ya sus elegantes moños y copetes del plumaje nupcial. La temporada de cría está a la vuelta de la esquina y hay prisa por llegar... ¡los primeros eligen nido!


Grupo de Espátulas, Cigüeñas y Ánade real
frente a las lonjas en las que cargan sus mercancías varios camiones.

     Dejando a nuestras espaldas las naves del polígono industrial y la prisión al lado derecho, la panorámica que se nos presenta nos traslada a un entorno totalmente natural y asilvestrado, mera ilusión del potencial del lugar...

Vista general de la Laguna de Meco
dejando el polígono industrial a las espaldas

Laguna de Meco y cortados fluviales del río Henares.

martes, 18 de marzo de 2014

Mi primer encuentro con el Lince


     
     Más de una semana ha transcurrido ya desde aquel inolvidable sábado 8 de marzo y, cada vez que lo recuerdo, todavía me cuesta creer que fuera cierto y no un sueño... aquel mi primer encuentro con el Lince. 




     Justo dos semanas antes, estuve por Andújar tras el mismo rastro con motivo del taller sobre el Lince Ibérico que organizó magníficamente el Albergue Fuente Agria. No hubo suerte aquella vez y, cuando días después, se me volvió a presentar la ocasión de volver a intentarlo de la mano del amigo Jorge no lo dudé y allá que volví.


     Tras un alto en la atronadora cascada de la Cimbarra, en pleno Despeñaperros, llegué el viernes por la tarde a Andújar donde me reencontré con el resto del grupo. Esa misma noche, dormí en el coche... muy sufridamente, con un frío y humedad de los que no se quitan ni con manta y abrigo puesto. -Todo sea por ver al lince- me decía para mis adentros como único consuelo al recordar que el gran experto Gabi Llorens, cada vez que acude a la misma cita, padece semejantes penurias...

     Finalmente, así sobrevino la primera claridad del día nos echamos al camino. Entre telescopios y prismáticos nos sorprendió el amanecer escudriñando bolos graníticos, senderos, encinas, alcornoques, lentiscos y prados en busca del gran gato.

Vistas del Valle y Caserío ya famosos, por los amigos del Lince en el entorno del Jándula.

Cualquier curva de la pista resulta buen mirador para dedicarse a la búsqueda del lince.


     Pasadas las 11 am, Jorge C. propuso dar un paseo por la pista de arena para despejarnos de tanto visor y mirilla, y disfrutar de aquella espléndida mañana. Yo acepté encantado, con el claro objetivo, además, de  encontrar un charco con agua de lluvia y poder lavarme las manos para ponerme las lentillas y ver algo mejor que con las gafas.

      A ambos lados de la pista crecían, minúsculos, esos heraldos de la primavera llamados narcisos. También nos fijamos en el delicado garbancillo y tantas otras plantitas en flor.

Narcissus asoanus


     En no sé qué parte de una profunda conversación sobre la vida íbamos cuando, de imprevisto, tras superar un cambio de rasante en el camino, mi compañero de ruta se sobresaltó, con razón: "¡Quieto-to-to-to que está ahí!"

       Y al momento, de entre la vegetación, se apareció ante nosotros la silueta del Señor Lince con sus luengas barbas y afiladas orejas.



     Cruzó el camino tranquilo, ignorándonos por completo, y con una asombrosa ligereza, saltó a las rocas para superar el desnivel.



     Desde la mayor altura que le brindaba su nueva posición, nos obsequió dedicándonos su mirada noble de grandes luceros ambarinos.




     Siguió subiendo por la ladera para dedicarse, por unos segundos, a olfatear las ramas de un lentisco. Tras lo cual, desapareció bajo el arbusto igual que se presentó... mágica y sigilosamente.



   
     Todavía sin recuperarnos de la inabarcable emoción que nos desbordaba, nos abrazamos (y hasta diría yo que saltamos) con gran júbilo y agradecimiento hacia Dios, el universo, las fuerzas ocultas de la naturaleza y, por supuesto, al generoso animal que había querido dejarse ver para disfrute de nuestros ojos.
   
     Cuando volvimos adonde habíamos dejado a los pobrecitos otros compañeros, nos vilipendiaron y calumniaron sin querer dar crédito a nuestro testimonio, caras de ilusión y magníficas fotografías que Jorge había conseguido sacarle venciendo la tensión del momento con gran maestría.

      Bien demostrado nos quedó que el Lince es caprichoso en sus apariciones y que "el Cosmos proveé": seguro estoy de que haber dormido de aquella manera y no llevar la cámara de fotos ni las lentillas en el justo momento, fueron razones de peso que atrajeron al felino hacia mí. Ni qué decir tiene que la noche del sábado la pasé en una cómoda y caliente cama que me pagué como homenaje tras semejante jornada y, claro está, al domingo siguiente, del lince... ¡ni rastro!


Foto de grupo.
Andújar, 9 de marzo de 2014.

jueves, 6 de marzo de 2014





En lo alto del almendro,
ya despierto y florido,
canta el herrerillo
el fin del invierno...






miércoles, 5 de marzo de 2014

El despertar de los Anfibios en Monfragüe


     El pasado fin de semana, el amigo Jorge me invitó a ir a la FIO de Monfragüe en su autocaravana. Verdaderamente sonaba a planazo, como resultó ser...

     Llegamos el viernes cuando ya había oscurecido con ganas de buscar anfibios que, a estas alturas del invierno y por aquellos lares, supusimos se encontrarían en plena actividad reproductora. Desde el mismo pueblo de Villareal de San Carlos, se escuchaba un frenético coro de croares que me dio la corazonada de que pudiera tratarse de Ranitas de San Antón... Al llegar a la charca, comprobamos que no eran exactamente ejemplares de Hyla arborea, sino su prima hermana Hyla meridionalis coloquialmente conocida como Ranita meridional. Por fin tenía el gusto y el placer de disfrutar en persona a un miembro de la familia de los Hílidos Ibéricos después de tantos otros Amazónicos como hace pocos meses he tenido la ocasión de conocer...

     Entre unas retamas, una Ranita meridional nos regaló este par de posturas acrobáticas al saltar de rama en rama.

Ranita Meridional "Hyla meridionalis"



     Y, cómo no, también contemplamos multitud de machos flotando en el agua, agarrados  a la vegetación, croando incesantemente para atraer alguna linda damisela con la que perpetuar la especie.



Ranita meridional "Hyla meridionalis" hinchando sus pulmones para, seguidamente,
expulsarlo rápidamente haciendo vibrar la laringe que resuena en el saco vocal provocando su característico croar.


Ranita meridional "Hyla meridionalis" hinchando su saco vocal al máximo.

     Mientras la mayoría de los machos se esforzaba en inflar sus sacos, había otros que ya se encontraban felizmente dedicados a las artes amatorias.

Amplexo axilar en Hyla meridionalis.

    En aquella misma charca de agua permanente, fue posible observar el espectacular despliegue de las crestas dorsocaudales de los machos de Tritón pigmeo (Triturus pygmaeus) entregados, igualmente, en el cortejo de las hembras.

Macho de Tritón Pigmeo "Triturus pygmaeus"

Macho de Tritón Pigmeo "Triturus pygmaeus"


     Siguiendo con nuestra búsqueda por los abundantes arroyuelos que serpentean la zona, con jovial murmullo, dimos con el circuito de los Tritones ibéricos (Triturus boscai) dibujado en el limo.



     Tampoco tardaron en aparecer los responsables de semejantes correrías...

Pareja de Tritón Ibérico "Triturus boscai"
en la que, muy posiblemente, el macho sea el ejemplar de la izquierda por su menor tamaño y más definido moteado.


Larva de Salamandra "Salamandra salamandra"

         Los Gallipatos (Pleurodeles waltl) también se dejaron ver en abundancia bajo las cristalinas aguas.





     Ya a la luz del día, nos sorprendió una alfombra de estrellas amarillas y blancas sobre la hierba. Se trataba de dos especies de pequeños narcisos que con su delicada floración anuncian la llegada a término del invierno...

Narciso acampanado "Narcissus bulbocodium"

Narciso Pálido "Narcissus triandrus"

Narciso Pálido "Narcissus triandrus"


     Para aquellos que se estén preguntando si voy a tener la desfachatez de no referirme ni una sola vez a las aves, les dedico estas últimas fotos que dan fe del regreso del Buitre Sabio desde sus cuarteles de invernada en África para iniciar, un año más, la cría en los cortados rocosos

Pareja de Alimoches "Neophron percnopterus"
junto a Buitre leonado "Gyps fulvus"
en el cortado de la Tajadilla.


El Salto del Gitano con algunos leonados sobrevolando los aires
 desde la obligada subida al Castillo de Monfragüe.


     En resumidas cuentas, fue un verdadero placer pasar aquel fin de semana en el Parque Nacional de Monfragüe, disfrutando del despertar de los anfibios y aprovechando, además, que se celebraba la FIO en la que pude saludar y charlar con tantos amigos, algunos conocidos y otros nuevos; una experiencia que difícilmente olvidaré y que se la debo en su totalidad a la invitación de mi amigo Jorge y su padre a quienes desde aquí, les doy las gracias plenamente.