martes, 15 de octubre de 2013

En busca de avutardas por el Nordeste de Segovia



     El pasado domingo por la tarde quedé con los amigos de la casa rural La Robliza para llevar a cabo la importante misión de avistar las posibles avutardas invernantes en la comarca del Nordeste de Segovia que, en sus conocidos movimientos de dispersión juvenil, se desplazan grandes distancias; quién sabe si, incluso, sobrevolando Somosierra desde las estepas cerealistas del Jarama y el Henares.


    Partimos desde Cedillo de la Torre cuando en lo alto del páramo soplaba un viento frío que no animaba a ningún ser a hacer acto de presencia. Sin embargo, el camino que lleva a Campo de San Pedro baja en altura, adentrándose por los campos de cultivo recién brotados, donde nos salieron al encuentro varios corzos entre los que destacaba una hembra con dos gemelos del año.





Hembra de Corzo (Capreolus capreolus) junto a dos gemelos del año pastando.
 






     Nuevamente, subimos a una elevación desde la que poder otear mejor los alrededores en busca de las avutardas y, estando con los prismáticos mirando hacia Riaguas de San Bartolomé, se obró el milagro: un bando de cinco ejemplares cruzó en la lejanía, por delante de los chopos del arroyo Bercimuel de Norte a Sur para desaparecer al poco entre las elevaciones del terreno. Con el ansia de quien se ha quedado con la miel en los labios, pusimos rumbo adonde supusimos que deberían haber aterrizado. Sin embargo, la presencia en el entorno de un pastor con sus perros nos hizo calcular una distancia de seguridad todavía mayor.


     Se dejaron ver varias Collalbas grises, dos Ratoneros y algún Milano real.
    

Collalba gris (Oenanthe oenanthe)

     El sol ya lucía inclinado sobre el horizonte y en las proximidades del muladar de Campo de San Pedro, varios buitres leonados y negros se congregaban para pasar la noche a ras de suelo.


Buitres Negros (Aegypius monachus) y Leonados (Gyps fulvus)



     En las cercanías de Riaguas de San Bartolomé nos soprendió el anochecer y con él, una cincuentena de avefrías recién llegadas a pasar la noche en su viaje hacia el Sur. Y todavía sin explicarme cómo, el experto observador Xavi nos paralizó al nuevo grito de ¡¡¡AVUTARDAS!!! Efectivamente, entre unos secos girasoles una hembra adulta  seguida de dos pollos (macho y hembra) se entretenían en picotear, lo que supusimos, pipas del suelo.

     Sin lugar a dudas, se trató de otro regalo a nuestros ojos que nos dejó con más ganas todavía de seguir disfrutando su presencia a lo largo de este otoño e invierno y, ojalá también, compartirla por aquí con alguna foto que se dejen hacer...



2 comentarios:

  1. Los paisajes me recuerdas completamente a los de Daganzo de Arriba, sobre todo en la fotografía de los buitres. Seguro que hay encontraréis muchas avutardas, je, je.

    Desconocía que las avutardas de por aquí migraban hacia el norte en invierno. Sobre todo porque cuando más veo por estos parajes (Estepas del Jarama y Henares) es durante el invierno.

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    1. La verdad es que los dos entornos se parecen muchísimo, sólo que en esta parte de Segovia todavía nos falta la gran abundancia de avutardas y la presencia del Águila Imperial, entre otras cosas... En cuanto a la procedencia de las avutardas, es una suposición mía que provengan de las estepas del Jarama y el Henares por ser el lugar posible más próximo que yo conozco.
      Ojalá esta misma primavera, o alguna próxima, tengamos el privilegio de constatar que vuelven a reproducirse por el Nordeste de Segovia.

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