Nada más empezar a caminar, multitud de conejos salían disparados a mi paso. Parecía una pequeña ciudad en miniatura por la cantidad de movimiento entre los pasillos de vegetación.
Sus características orejas suelen delatarles... |
Y, cómo no, el fotogénico carbonero (Parus major) no tardó en posar para mí, entre reclamo y reclamo.
También pude sorprender a su primo pequeño, el herrerillo (Parus caeruleus), mientras le echaba el pico a los amentos del álamo blanco.
Y avanzando entre tamarindos llegué a la laguna donde, lo primero que me sorprendió fue un
zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis) que nadaba elegante disfrutando del tímido sol que en ese momento quiso asomar.
Pero la mayor de las sorpresas estaba por llegar... En uno de los laterales de la laguna... una pareja de somormujos (Podiceps cristatus) se seducía mutuamente con espasmódicos movimientos de la cabeza y cuello en pleno cortejo.
Tan embelesado estaba con el romántico galanteo de los somormujos que, cuando acabaron, me sorprendí sobrevolado por un regimiento entero de cigüeñas.
Más de 40 ejemplares de cigüeña sobrevolando en masa, posiblemente reuniéndose para marchar todos juntos de comilona al cercano vertedero. |
Y de las alturas mi vista volvió a fijarse sobre el agua. Esta vez, atraído por las disputas que se traía un grupo de fochas (Fulica atra)... Y es que, lo que unas aves dedican a las muestras de afecto y cariño, otras lo invierten en defender su territorio con picos y patas.
Grupo de machos en posición amenazante |
Una vez iniciada la disputa, lo primero con que atacar y defenderse son las patas en un intento de mantener la distancia y repelerse mutuamente. |
Sin embargo, enseguida recurren al batido de las alas para intentar elevarse sobre el contrario... |
y hundirle bajo el agua. |
Este mismo patrón se repite una y otra vez... |
intercalándose golpes de ataque y defensa, |
hasta que el rival más debil sale, literalmente, corriendo sobre el agua con la cabeza entre las alas. |
Hembra de porrón europeo (Aythya ferina) |
Pareja de Porrón Moñudo (Aythya fuligula) |
Para sorpresa mía, la silueta de un Milano Negro se desdibujó por los aires ¡con rama en el pico incluida! Sin duda, también él se encontraba atareado en la reparación de su nido. Y es que los milanos, como muchas grandes rapaces, suelen repetir el nido del año anterior arreglándolo someramente con el aporte de nuevos materiales.
Y hablando de fiebre reproductora, qué decir de las cigüeñas y sus crotoreos entre las primeras cópulas...
Cigüeña y milano negro, vecinos de nido |
Imponente y elegante, el milano negro observa sus dominios desde una rama próxima a su nido. |
Como veis, una mañana única e inolvidable que espero pronto poder repetir; la próxima vez, acompañado por esas amigas que tengo yo en Rivas y que me muero de ganas por enseñarles este tesoro que crece tan cerca de su casa.
El carbonero pensativo, jeje... :-)
ResponderEliminarTe quejas mucho de tus fotos y no son tan horribles; permiten al menos distinguir que tu "ratonero" es un milano negro :-p Te ha quedado una entrada muy chula, Ser :-)
jajajajja... joe... así era que tenía la cabeza tan gris...
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