viernes, 29 de marzo de 2013

Las primeras cajas nido

Desde hace varios años, la idea de construir cajas nido me ha rondado. Este año, por fin, he dispuesto de la suficiente decisión y, lo que es más importante, de los suficientes apoyos, para emprender tal proyecto. Y cuando hablo de apoyos me estoy refiriendo, en primer lugar, a aquellas entidades y personas que me han servido de inspiración como el grupo de rehabilitación de fauna Grefa y el compañero de aficiones Aritz, redactor del recomendable blog http://www.elcamperoinquieto.com/ que, todavía sin conocerlas de forma directa, las siento como verdaderos amigos. Además, también he tenido otros tres apoyos de influencia indiscutible que son mi amigo Rodrigo quien me ayudó en la construcción de las cajas nido proporcionando fuerza, maña y herramientas; Almu, mi novia, que me ha acompañado en la mayor parte del proceso colaborando en todo lo posible y más, y mi hermana Virginia que ha demostrado ser diestra en el dominio de la brocha y más aún en el de la polea izando cajas nido a varios metros sobre el suelo además de aguantarme cuando me pongo cansino en mis constantes devaneos sobre este tipo de cosas pajariles. A todos ellos va dedicada esta entrada porque sin su imprescindible ayuda no hubiera podido ser. Gracias.


Todo empezó hace un mes cuando tres jóvenes pizpiretos acudieron al Leroy Merlin de Getafe para hacer acopio de tablones y clavos. Un día después, tuvo lugar la construcción de tres cajas nido siguiendo los planos que corren por internet, siendo éste el resultado:


En total fueron dos cajas siguiendo el modelo para autillo y otra para cernícalo

A continuación tuvo lugar el barnizado de las mismas con un producto, obviamente, no tóxico y con las suficientes garantías:



Y, por último, las colocamos en sus respectivos lugares, proceso en el que con una de ellas me basté yo sólo, con la segunda necesité de Almu y en la tercera de Virgi.


La gran colaboradora Almudena sonriendo satisfecha tras la colocación de la caja para autillo

La eficiente izadora Virginia mostrando orgullosa sus herramientas
 
Un servidor a cuatro metros amarrando una caja nido para cernícalo



Y aquí está el resultado definitivo:


Caja nido para cernícalo sobre chopo

Caja nido para autillo sobre fresno desmochado



Ahora sólo queda esperar a que la naturaleza siga su curso y a alguna joven pareja de rapaces le sea de su agrado. ¡Os mantendré informados!



Cualquier sugerencia o crítica constructiva ¡es más que bienvenida!









lunes, 25 de marzo de 2013

Con compañía mucho mejor

Hace unos días engañé a Almu para que me acompañara a disfrutar de una tarde de paseo por el Parque Regional del Sureste y poder enseñarle alguna de las maravillas que yo mismo había descubierto recientemente. Otro propósito (el principal para mí) era el de esperar al atardecer para sorprender algún búho real pero, ya adelanto que, esto tendrá que esperar para un futuro...

Como siempre, los conejos quisieron ser los primeros en recibirnos; esta ocasión, sesteando al sol de media tarde.


Simpáticos lagomorfos que, aburridos ya de la presencia humana,
 ignoran los movimientos de cualquier forma bípeda carente de pico.

También las cigüeñas se nos aparecieron sin timidez alguna, la mayoría de las parejas entretenida ya en la incubación de la puesta.


Los milanos negros (Milvus migrans), si bien me sentí privilegiado en ver a uno de ellos aportar material al nido en mi visita anterior, esta tarde me dejaron bien claro que son abundantísimos y fácilmente observables desarrollando en comportamiento reproductor.

Pareja de milano negro

Milano negro sobre el nido

Ya desde los observatorios de la laguna, vimos varias parejas de somormujo (Podiceps cristatus), flotando muy tranquilotes a la deriva con el cuello plegado sobre la espalda y la cabeza descansando sobre el pecho. Ni rastro de los galanteos que se traían la otra mañana...




En cierta esquinita de la laguna descansaban en pareja unos somormujos y zampullines cuellinegros  (Podiceps nigricollis) que se bañaban con los últimos rayos del día tan cálidos y acogedores. Muy romántico todo.



El sobresalto mayor lo puso una mancha azul metálico rematada por un pico rojo y sostenida por sendas patitas rojas: nuestro amigo Porphyrio se dejaba ver por vez primera ante nosotros en estos bellos parajes.


Bien es cierto que la pobre instantánea es todo lo vulgar que puede ser, mas tomo este contratiempo como la excusa perfecta para volver y cerciorarme de si ese montón de carrizos sobre el que ni se movió durante el cuarto de hora de observación única y personalizada con que obsequié al calamón, constituye su posible nido.



Los machos de cuchara no podían ocultar, con esas subidas y bajadas de cuello tras de las hembras, su sufrido celo.



Todavía desde el observatorio, y entre los carrizos de primera línea, un simpático mosquitero nos demostró sus dotes acrobáticas aéreas en la captura de pequeños dípteros.


Mosquitero común  (Phylloscopus collybita) localizando con gran atención su próximo aperitivo.

Continuando con el paseo, sorprendimos una solitaria hembra de porrón europeo (Aythya ferina) sobre un tronco....


y a un, solitario también, macho de ánade friso.



Y ya para finalizar las presentaciones entre Almu y el Parque Regional del Sureste, sorprendimos un bando de tres parejas de cercetas por el río cuyos machos me recuerdan no sé qué personaje egipcio con esos maquillajes llamativos y lineales.



miércoles, 6 de marzo de 2013

La fiebre reproductora ha llegado al Parque del Sureste

Esta mañana, pese a despertarse bajo un cielo empapado de gris, he aprovechado para conocer un poco más el Parque Regional del Sureste. Ha resultado ser un paseo fantástico por la de animalillos que he podido observar y, lo más importante, por la actitud y comportamiento que mostraban, tan centrados como los he encontrado en la preparación de la temporada de cría que está al llegar.


Nada más empezar a caminar, multitud de conejos salían disparados a mi paso. Parecía una pequeña ciudad en miniatura por la cantidad de movimiento entre los pasillos de vegetación.


Sus características orejas suelen delatarles...



Y, cómo no, el fotogénico carbonero (Parus major) no tardó en posar para mí, entre reclamo y reclamo.



Esta instantánea le gusta especialmente a Almu. Según ella "parece que está pensando en algo". Yo, más bien, diría que parece un abuelillo con las manos cogidas por detrás mirando los avances de alguna obra...


También pude sorprender a su primo pequeño, el herrerillo (Parus caeruleus), mientras le echaba el pico a los amentos del álamo blanco.



Y avanzando entre tamarindos llegué a la laguna donde, lo primero que me sorprendió fue un
 zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis) que nadaba elegante disfrutando del tímido sol que en ese momento quiso asomar.










Pero la mayor de las sorpresas estaba por llegar... En uno de los laterales de la laguna... una pareja de somormujos (Podiceps cristatus) se seducía mutuamente con espasmódicos movimientos de la cabeza y cuello en pleno cortejo.








Tan embelesado estaba con el romántico galanteo de los somormujos que, cuando acabaron, me sorprendí sobrevolado por un regimiento entero de cigüeñas.


Más de 40 ejemplares de cigüeña sobrevolando en masa,
posiblemente reuniéndose para marchar todos juntos de comilona al cercano vertedero.



Y de las alturas mi vista volvió a fijarse sobre el agua. Esta vez, atraído por las disputas que se traía un grupo de fochas (Fulica atra)... Y es que, lo que unas aves dedican a las muestras de afecto y cariño, otras lo invierten en defender su territorio con picos y patas.


Grupo de machos en posición amenazante

Una vez iniciada la disputa, lo primero con que atacar y defenderse son las patas
en un intento de mantener la distancia y repelerse mutuamente.

Sin embargo, enseguida recurren al batido de las alas para intentar elevarse sobre el contrario...


y hundirle bajo el agua.


Este mismo patrón se repite una y otra vez...


intercalándose golpes de ataque y defensa,


hasta que el rival más debil sale, literalmente, corriendo sobre el agua con la cabeza entre las alas.

  Siguiendo con el paseo, vi algunas especies de bellas anátidas

Hembra de porrón europeo (Aythya ferina)


 
Pareja de Porrón Moñudo (Aythya fuligula)


Para sorpresa mía, la silueta de un Milano Negro se desdibujó por los aires ¡con rama en el pico incluida! Sin duda, también él se encontraba atareado en la reparación de su nido. Y es que los milanos, como muchas grandes rapaces, suelen repetir el nido del año anterior arreglándolo someramente con el aporte de nuevos materiales.







Y hablando de fiebre reproductora, qué decir de las cigüeñas y sus crotoreos entre las primeras cópulas...




Cigüeña y milano negro, vecinos de nido

Imponente y elegante, el milano negro observa sus dominios desde una rama próxima a su nido.

Como veis, una mañana única e inolvidable que espero pronto poder repetir; la próxima vez, acompañado por esas amigas que tengo yo en Rivas y que me muero de ganas por enseñarles este tesoro que crece tan cerca de su casa.